En el marco del 98° aniversario del Instituto Geofísico del Perú (IGP), la ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, acompañada del Dr. Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP, visitaron el radar ionosférico más grande y potente del mundo que desde hace 59 años permite la observación de fenómenos físicos que ocurren en la alta atmósfera y la ionósfera ecuatorial, en su sede de Chosica: el Radio Observatorio de Jicamarca (ROJ).
Durante la visita al observatorio se realizó un recorrido por las instalaciones de la infraestructura del IGP, órgano adscrito del Ministerio del Ambiente (Minam), y se visitó el mirador donde se aprecia una inmensa antena conformada por más de 18 mil dipolos y cuyo tamaño es equivalente a 10 canchas de futbol.
Asimismo, se mostró la reciente construcción de un radar meteorológico, instrumento que servirá para monitorear la intensidad de las lluvias. Esta información se utiliza como insumo para emitir alertas de posibles crecidas de ríos y la activación de quebradas que, a su vez, anuncian la inminente llegada de un huaico.
Cabe señalar que en las puertas de ingreso del ROJ se ha instalado, al costado de la garita de control, un lavadero, donde por protocolo de seguridad y salubridad, todos los ingresantes a esta actividad se lavaron las manos. Además se les tomó la temperatura, se informó a INFOREGIÓN.
Legado del IGP
La historia del IGP se remonta a 1922, con el Observatorio Magnético de Huancayo, las primeras actividades científicas del observatorio fueron mediciones del campo magnético terrestre, corrientes eléctricas, ionósfera, rayos cósmicos, electricidad atmosférica y física solar. La instalación de sismómetros de alta sensibilidad inició las actividades de registro y monitoreo de actividad sísmica local, regional y mundial.
A lo largo de los años, el IGP fortaleció sus capacidades de desarrollar investigación científica mediante la ejecución de proyectos conjuntos con la NASA y el National Bureau of Standards (NBS) de los Estados Unidos.
En 1960 se construyó e implementó el Observatorio de Ancón (1960), especializado en telecomunicaciones y rastreo de satélites y en 1962, se inició el desarrollo de los estudios del geoespacio con la construcción del Radio Observatorio de Jicamarca, que en sus instalaciones cuenta con el radar más grande y potente del mundo cuya antena cubre una superficie de 90 000 m2, ubicado a 20 km al este de Lima, y que estudia la alta atmósfera y la ionósfera en la zona ecuatorial y forma parte de una cadena de observatorios en América dedicados a este propósito.
Asimismo, en el ROJ se ha desarrollado instrumentación tecnológica como sistemas para las alertas de huaicos, radares para el monitoreo de deslizamientos, drones para el monitoreo de volcanes y otros instrumentos.