Mataron a empresario porque creyeron que llamaba a la policía

En una diligencia que demoró más de cinco horas y que concluyó en la madrugada de ayer, la justicia tomó conocimiento, por versión propia de los asesinos, de cómo ejecutaron el asesinato del empresario Marcelo Ciro Rodríguez Figueroa y el robo de dinero en la planta embotelladora que antes se conocía como «La Loretana».


 


Ante la incomodidad del juez Miguel Barrionuevo y su secretaria judicial por la presencia de la prensa, la reconstrucción comenzó a las 7 de la noche del miércoles último.


 


En la entrada de la empresa, los asesinos detallaron la forma en que se las ingeniaron para ingresar al local bajo la complicidad del «vigilante» Alfredo Mozombite Alva.


 


Este sujeto facilitó el ingreso de dos de los asaltantes varias horas antes del asalto para que se escondieran en lugares estratégicos para ejecutar sus fechorías.


 


Cuando los asaltantes redujeron al personal y ataron a uno de los miembros de seguridad, bajaron del segundo piso al personal administrativo para que abran la puerta de la caja de fuerte para extraer el dinero.


 


En esas circunstancias, Rodríguez Figueroa llegaba a bordo de un automóvil Toyota Yaris plateado, distraído por completo en una amena charla telefónica con su hijo.


 

Con el teléfono celular al oído, no tenía la menor certeza de lo que ocurría en ese momento en su empresa, pero para Ángel Rafael Bartra Tananta, ese gesto fue interpretado como un pedido de ayuda a la policía. Es por eso que, sin mediar palabra alguna, lo mató a balazos en el interior de su vehículo cuando ni siquiera había colgado su celular.