Mártires de nuestra gastronomía

Iván Kisic, Jason Nanka, Lorena Valdivia y la cocinera huamanguina María Huamaní se habían encontrado en Ayacucho, una vez más, para explorar y difundir las propiedades de los productos originarios de nuestra serranía. Sus colegas reaccionaron con gran pesar por la desaparición de jóvenes con vidas tan prometedoras para la culinaria peruana.

Sus vidas estaban destinadas a encontrarse en algún lugar del mundo para emprender un sueño, y lo estaban concretando. Lorena Valdivia se enamoró lejos de casa, en la tierra del chef australiano Jason Nanka, a quien encandiló. 

Fue gracias a una beca que Lorena llegó a ese país para estudiar administración de restaurantes y hoteles. Empezó a trabajar sirviendo bebidas en la barra de un restaurante en donde Jason era segundo chef.

El amor surgió de repente. Se enamoraron en la playa australiana Surfer Paradise y, en menos de un año, ya convivían y alistaban nuevos proyectos.

Ella lo trajo al Perú, le mostró las cualidades de nuestra gastronomía y él terminó deslumbrado, enamorado de nuestra culinaria; eso sucedió hace seis años.

Desde el 2010 emprendieron el culto a la gastronomía sostenible y a la comida natural. Los jóvenes cocineros eran el complemento perfecto y veían cualidades en nuestros productos nativos que otros ignoraban o que simplemente no alcanzaban apreciar.

Entonces decidieron buscarlos, revalorarlos y difundirlos. Fundaron un restaurante y lo llamaron Nanka, que fue cobrando prestigio en nuestra capital por apostar por la comida oriunda y natural. Para ellos era todo un arte cocinar y servir un platillo.

«Cocina joven promoviendo sostenibilidad», era la consigna de Lorena y Jason, quienes con esfuerzo, amor y decisión se convirtieron en verdaderos embajadores de la comida peruana. Gastón Acurio los definió como «héroes», y no se equivocó.

SE FUE UN VISIONARIO
Ese mismo sentimiento de arraigo hacia los productos andinos  lo compartía el reconocido chef Iván Kisic, quien vivió comprometido con la cocina nacional.

«Mi inspiración está en todas las cosas… Estoy siempre en la búsqueda de cosas distintas», afirmaba Kisic a la hora de crear un nuevo platillo.

Esta filosofía lo llevó a buscar productos en los lugares más recónditos de nuestro país.

«Todos buscamos un objetivo, que es el llevar al Perú a lo más alto del mundo», afirmó en una entrevista.

Siempre que podía se escapaba de Lima para viajar. Llegó movido por sus instintos a Arequipa, Cusco, Puno y últimamente a Ayacucho, en donde lo encontró la muerte.

Juan Lengua Balbi, chef y dueño del restaurante La 73 de Barranco, afirmó: «Cuando se habla de Iván se habla de compromiso, trabajo arduo y responsabilidad social con la cocina peruana, con los cocineros, con las nuevas generaciones». «Él dedicó su vida a perseguir sus sueños, es un héroe».

Iván, Lorena y Jason, quienes vivían enamorados de  nuestra gastronomía nacional, murieron el viernes pasado en un accidente de carretera en Ayacucho, en donde además murió la cocinera ayacuchana María Huamaní Flórez, quien era dueña del restaurante Karabotas.

Los tres cocineros llegaron a esa región en la búsqueda de nuevas variedades de papas nativas, pero también para conocer las propiedades de la tuna y el tumbo.

«SON MÁRTIRES»
El presidente de la Sociedad Peruana de Gastronomía, tras enterarse de este terrible hecho, calificó a Iván, Lorena y Jason como mártires de la gastronomía peruana.

«Es lamentable enterarse de esta noticia. Quiero reconocer la labor de estos soldados que ofrecieron su vida en aras de una mejor nutrición y de sacar adelante a los pequeños campesinos del Perú profundo», señaló.

En efecto, ellos llegaron a esa región con el objetivo de erradicar la pobreza en Ayacucho mediante el cultivo de las papas nativas.

«Estos muchachos vinieron dejando sus negocios y sus familias para promover y difundir nuestros productos andinos. Lo realizaban con mucho cariño y desprendimiento, con sus propios recursos y silenciosamente», evoca Edilberto Soto Tenorio, fundador del Consorcio Papas Andinas del Perú, quien viajaba en la misma comitiva de los jóvenes chefs.

Manifestó que Iván, Lorena y Jason, y otros 17 cocineros de diversos restaurantes limeños,  llegaron a Huanta para compartir una siembra (que iba a realizarse el sábado) de papas nativas que se presentarían en el festival de productos andinos 2013.

«En cada viaje que realizábamos aprovechábamos para realizar rutas alternas, a fin de descubrir nuevos olores y sabores. Visitamos un campo en el que había 180 variedades de tunas. Estaban emocionados», afirma Soto. Eso ocurrió la mañana del viernes pasado.

Por la tarde, la comitiva viaja en tres camionetas hacia una huerta, ubicada en una de las localidades de Huanta, para conocer las diversas variedades de tumbos. Es en ese camino donde ocurre el fatal accidente.

LA TRAGEDIA
Los amigos y familiares de estos tres muchachos no encuentran explicación a semejante tragedia y menos consuelo para tanto dolor. Palmadas en los hombros, puños apretados y llantos desgarradores recorrieron la capilla ardiente para despedir, en Lima, a Iván Kisic, recordado por su participación en la campaña Perú Nebraska.

En el velatorio de la iglesia Virgen de Fátima todos recuerdan también a Lorena Valdivia y a su esposo, el australiano Jasón Nanka, verdaderos embajadores de la comida peruana.

Sus restos, por decisión de la familia, fueron traídos ayer a la capital, en un avión Antonov de la Fuerza Aérea. La nave aterrizó recién a las 2.30 de la tarde en el Grupo Aéreo N° 8.

Apenas los ataúdes fueron introducidos en las carrozas, el dolor solo dejó margen para el llanto y miradas perdidas, en esa base militar.  También para algunas leves descompensaciones que, felizmente, no demandaron atención médica. “Iván estaba feliz”, nos susurra su amigo Raúl Martínez.  Y recuerda que era asesor gastronómico de La 73 de Barranco.

Su padre, el ex jefe de Estado Mayor de la FAP,  general (r) Jorge Kisic, recordó que en el 2005 fue elegido como el chef revelación.

A sus 35 años estaba casado con Carla Crovetti, hija de la animadora de televisión Katia Balarin. Ella fue productora y conductora del fenecido programa «Que vivan las mujeres».

Un luctuoso suceso que marcará para siempre a la gastronomía peruana.

«SON MÁRTIRES AL SERVICIO DEL PUEBLO»
El gobierno regional de Ayacucho expresó su pesar por el fallecimiento de los destacados cocineros e hizo llegar sus condolencias a los familiares.

Wilfredo Oscorima, titular de la región, calificó a las víctimas como «mártires al servicio del pueblo», al recordar que se encontraban en Ayacucho para ayudar a difundir productos y gastronomía de esa zona. «Lamentamos mucho la pérdida de estos jóvenes que vinieron a ayudar al pueblo de Ayacucho», manifestó.

La actriz ayacuchana Magaly Solier recordó a través de las redes sociales al chef Iván Kisic. Ella colgó una imagen de él cuando grabaron con otros maestros de la cocina el comercial Perú Nebraska.

«Prometí darte unos granos de semillas de huacatay que resistían meses sin agua. No cumplí y ahora te lloro. Te fuiste cerca de mi querida Huanta. Qué ironía», escribió Solier en Facebook.

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