Mafias del narcotráfico hacen cocaína con gasolina en el VRAE

La República. Con bombos y platillos el gobierno de Alan García anunció el corte de la distribución de kerosene en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) con la supuesta finalidad de golpear severamente a la producción de pasta básica y de clorhidrato de cocaína. Por el contrario, la elaboración de drogas ha crecido en lugar de disminuir. ¿La razón? Las mafias del narcotráfico han reemplazado rápidamente el kerosene por la gasolina de 84 octanos, según informaron fuentes de inteligencia del Departamento de Operaciones Tácticas Antidrogas (Depotad) de Palmapampa.

Debido al uso masivo de la gasolina de 84 octavos, se registra en esta zona la aparición de un nuevo y exitoso negocio de venta informal de combustible, así como la numerosa aparición de grifos para satisfacer las necesidades de los procesadores de estupefacientes en el VRAE.

Los efectivos policiales no tienen el mandato de prohibir la distribución de la gasolina de 84 octanos porque su venta es lícita, a menos que descubran que el comprador es un narcotraficante.

“Se necesita la presencia de Osinergmín (Oficina de Supervisión de la Inversión en Energía y Minería) en el valle para que regule la presencia de tantos grifos informales en la zona y el destino de la gasolina de 84 octanos. Nosotros somos pocos y esa no es nuestra tarea”, dijeron las fuentes del Depotad de Palmapampa.

Las mafias del narcotráfico, una vez que superaron la carencia del kerosene, han conseguido aumentar la producción de droga en el VRAE. Ahora salen mensualmente de los laboratorios de dicha zona 30 toneladas de pasta básica y 10 toneladas clorhidrato de cocaína. Al año  serían 120 toneladas.

144 millones de dólares por año

Si el kilo de cocaína se vende en el VRAE a US$ 1,200 quiere decir que al año se vendería clorhidrato por US$ 144 millones al año, según fuentes de la Dirección Antidrogas con sede en Huamanga, Ayacucho.

Otra forma de medir el crecimiento de la producción de droga en el VRAE es  el frecuente hallazgo de centros de procesamiento.
Entre enero y agosto de este año, la base antidrogas de Palmapampa ha destruido 802 laboratorios de droga,  lo que implica la neutralización de la producción de aproximadamente 13 toneladas de PBC.

Sin embargo, las propias fuentes policiales aseguraron que tanto esfuerzo no ha logrado disminuir la producción de droga en el VRAE.

“Hay días en que podemos destruir  10, 20 o más pozas de maceración de hoja de coca, pero solo con eso no se baja la producción de droga”, explicó por su parte el director de la Policía Antidrogas de Palmapampa, comandante PNP Antonio Hernández Carrizales.

“En nuestras incursiones encontramos pozas de hasta 15 por 30 metros construidas de cemento. Cuando llegamos quemamos  todo lo que encontramos, pero no podemos destruir las pozas por lo que al día siguiente los narcotraficantes las vuelven a usar y en un semana ya están produciendo nuevamente droga. Ellos saben que como nuestro campo de acción es muy grande, no volveremos al mismo punto en varias semanas”, refirió el comandante Hernández.

Que la policía de Palmapampa no pueda destruir las pozas de concreto se debe a que los helicópteros con los que cuenta son administrados por la Oficina de Asuntos Antidrogas (NAS, por sus siglas en inglés) como parte de la cooperación antidrogas entre Estados Unidos y Perú. Los norteamericanos prohíben que las aeronaves trasladen explosivos a la zona de producción de droga.

En Palmapampa

El jefe antidrogas ofreció todos estos detalles al director de Devida, Ricardo Soberón, quien se desplazó hasta Palmapampa para levantar información desde el lugar de los hechos y definir la estrategia antinarcóticos en la zona.

La base policial de Palmapampa cuenta con 5 oficiales solamente y 140 efectivos para hacer frente al trabajo de destrucción de pozas, decomiso de drogas y captura de narcotraficantes. Es una dotación absurda, ridícula, insignificante frente a un monstruo que moviliza US$ 140 millones al año. Esa es la realidad de la lucha antidrogas en el VRAE.

“Hemos pedido a nuestro comando en Lima el envío de más oficiales y más efectivos que nos permita una mejor y más eficaz operatividad en nuestro trabajo”, expresó el jefe de Palmapampa.

Desde el punto de vista del comandante Hernández, es urgente la instalación de nuevas bases antidrogas, especialmente en la localidad de Inabamba, en la provincia ayacuchana de La Mar. Es una ruta muy frecuentada por el narcotráfico para transportar insumos químicos fiscalizados y droga.

“El narcotráfico cuando se enfrenta a una situación busca inmediatamente soluciones. Tiene una rápida respuesta. En cambio nosotros demoramos en reaccionar. Por ejemplo, ante la prohibición del amoníaco, un insumo muy importante para la producción de droga, las mafias han comenzado a construir destiladores de amoníaco por todo el valle. Nuestra capacidad de respuesta también debe ser rápida e ingeniosa”, dijo el comandante Hernández.

Recorte de fondos para informantes

El NAS recortó las partidas para el pago de informantes en las organizaciones del narcotráfico en el VRAE. Sin embargo, el jefe de la base antidrogas de Palmapampa informó que los frecuentes enfrentamientos, venganzas y envidias de las mafias de las drogas les ha permitido tener acceso a la filtración de información. No obstante, señaló la necesidad de contar con un fondo para el pago de informantes.

De acuerdo con el último reporte de la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de las Drogas y la Prevención del Crimen (ONUDC), en el VRAE se cultivan 19 mil 700 hectáreas de hoja de coca, lo que representa un aumento en relación con el año anterior.

Sin embargo, desde 2009, la ONUDC ha dejado de hacer proyección sobre la producción potencial de cocaína en el VRAE. Según los estimados de Devida, en todo el país supera las 310 toneladas anuales.

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