El Madre de Dios del cual hoy se habla, el de las dragas ilegales destruidas, el de los daños al ecosistema por la minería informal, el de los muertos a causa de la violencia contra el decreto supremo 012, no es el Madre de Dios que imagina Julio Cusurichi Palacios, subgerente de participación vecinal y comunidades nativas del gobierno regional. Su Madre de Dios es un mundo sin excluidos, con respeto al medio ambiente, con respeto a la identidad cultural y a los derechos humanos.
En entrevista exclusiva con INFOREGIÓN, Cusirichi cuenta los avances de su gestión y adelanta que en la perspectiva de la inclusión social y el desarrollo tiene proyectos que serán trascendentales. En educación, por ejemplo, dice que van a formar cuadros bilingües ya que apuestan por la interculturalidad y por la identidad regional. “Queremos armonizar lo occidental con lo nuestro”, dice.
Y es que Cusirichi no es un subgerente cualquiera. Es un shipibo ganador del premio Medioambiental Goldman del 2007, equivalente al Premio Nóbel a la ecología, por su labor en la protección de las comunidades indígenas del Perú.
Cabe recordar que en 2002 lideró una campaña para crear una reserva territorial donde pudieran establecerse pueblos indígenas no contactados sobre un territorio de 7,688 kilómetros cuadrados en Madre de Dios.
Sobre el particular, afirma que en las comunidades o regiones se necesitan recursos pero estos no tienen que estar en contra de los ciudadanos, del medio ambiente o de los derechos humanos. “Eso sí, tampoco hay que oponerse a todo proyecto de desarrollo. Hay que saber si realmente va a afectar o no”.
Al referirse al tema de la salud manifiesta, preocupado, que se ha avanzado “poco o nada”. “Si bien es cierto que tenemos algunos técnicos indígenas en enfermería estos no están en sus comunidades sino en otros lugares. Así no contribuyen a sus comunidades”.
Cusurichi Palacios ha comandado batallas legales en foros como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en contra de la tala ilegal y la contaminación por hidrocarburos en la selva peruana. Eso hizo que algunas compañías petroleras y grupos de taladores ilegales de madera desataran una feroz campaña en su contra. Pero él no se amilanó.
Hoy, al salir a la luz pública cables de Wikileaks revelando que las exportaciones de caoba del Perú procedían casi en un 80% de la tala ilegal su testimonio reviste particular importancia.
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