MADRE DE DIOS. Una investigación del programa de Hidrobiología del Centro de Innovación Científica Amazónica (Cincia), con sede en Puerto Maldonado, ha evidenciado la recuperación del ecosistema luego de haber sido dañado por varios años por la actividad minera.
El trabajo de campo, que se realizó entre setiembre de 2019 y febrero de 2021, se centró en recoger muestras de agua y vida animal y vegetal en 32 puntos de la región Madre de Dios. De ellos, nueve corresponden con lagos vírgenes, 16 con pozas trabajadas por la minería mediante bombas de succión y siete con pozas donde se utilizaba maquinaria pesada para la extracción del oro.
La investigación fue denominada “Nuevos humedales en la Pampa minera de Madre de Dios: Diagnóstico ambiental y propuesta de uso”. Una de las conclusiones a las que llegó el Cincia es que, a nivel paisajístico, la minería ha provocado un cambio evidente: lo que antes era bosque primario es, en la actualidad, un sistema de humedales con diferentes grados de conexión entre sí.
El equipo informó, mediante una nota de prensa, que el objetivo principal fue validar una metodología que permita saber qué cantidad y variedad de especies (peces, algas y microinvertebrados acuáticos como insectos o larvas) se pueden encontrar en base a indicadores como la altitud, la cercanía a una fuente de agua, el tipo de trabajo minero que se ha realizado en ese sector anteriormente, entre otros.
Además, otro fin es ofrecer información que ayude al Estado a zonificar y hacer propuestas de uso sostenible para la recuperación de las zonas deforestadas. “Las pozas abandonadas por la minería se incorporan en un sistema de humedales, un rosario de lagunas más o menos conectadas entre sí, pero las características de estos difieren en base a, por ejemplo, qué tipo de minería se realizó ahí”, comentó el biólogo Julio Araujo, coordinador del programa de Hidrobiología de CINCIA.
Los investigadores dedujeron que el paisaje dejado por la minería de bombas de succión no es el mismo que el originado por la maquinaria pesada. Esta última la encontraron, por ejemplo, en la parte alta de Madre de Dios, próximo a la región Cusco.
“Lejos de encontrar datos desalentadores, la conclusión general es esperanzadora. Estas pozas, con el paso de los años, logran ciertos niveles de recuperación. Es decir, no son áreas muertas, ahí dentro además existe recurso pesquero y, de hecho, en muchos casos la población local viene pescándolo y consumiéndolo”, agregó Araujo.
El biólogo aclaró también que, aunque estos datos conducen a la esperanza, estas pozas que se reconvierten en humedales no logran sustituir a los ecosistemas naturales que, habitualmente, albergan mayor diversidad de especies.
Fuente: La República