En el kilómetro 20 de la carretera interoceánica, encontramos un moderno centro de investigación monitoreado por el Instituto de Investigación de la Amazonia Peruana (IIAP), de la región de Madre de Dios y la selva sur.
La planta se dedica principalmente a la investigación acuícola y la agroforestería. Desde su inauguración, el 25 de noviembre del 2012, pasó desapercibida para la prensa, a pesar de ser -tal vez- la última esperanza para salvar los lagos, cochas, ríos, quebradas y espejos de agua que se encuentran a punto de desparecer en esta región, en donde predomina la minería aluvial.
Al lugar llegó INFOREGIÓN, por invitación de César Chía Dávila, gerente regional del centro de investigación, desde 2004. Chía Dávila es ingeniero agrónomo. Un loretano que aceptó el reto de dirigir el IIAP de la sede de Madre de Dios.
“Esta moderna planta es un sueño que se lo contamos al ministro Antonio Brack. Él nos pidió un proyecto y nosotros se lo presentamos al toque, en el Ministerio del Ambiente le dieron viabilidad y aquí estamos con una inversión de S/. 3´733,946.26, que ya terminó de implementarse con el proyecto Mejoramiento y Ampliación del Centro de Investigaciones del IIAP Madre de Dios y selva sur”, señaló Chía Dávila a INFOREGIÓN.
La estación de investigación, es una de las más modernas de la región amazónica, y cuenta con una planta de alimentos balanceados; y una planta de reproducción de larvas o laboratorio de reproducción de peces.
Asimismo tiene un laboratorio de bioquímica que está al servicio de la investigación y la planta de alimentos balanceados. Cuenta además con una biblioteca virtual, Internet, auditórium para 100 personas, aula de trabajo para tesistas y para investigadores.
En el lugar también encontramos áreas administrativas y un comedor. La estación cuenta con 12 estanques, cada uno aproximadamente con 1,500 m3 de espacios con agua, para la crianza de peces y un estanque para la reproducción de alevinos de paiche, “un sueño hecho realidad”, comenta orgulloso Chía Dávila.
El área total de la parcela es de 400 hectáreas, de las cuales solo se usan cuatro para la estación de investigación, con un área construida de 1,539.14 m2. El resto está intacto y son bosques primarios en conservación con su flora y fauna, para posteriores investigaciones.
PLANTA DE ALIMENTOS BALANCEADOS
Cuando ingresamos al lugar, que ya parece un albergue turístico, el más cerca de la ciudad, allí nos reciben los cantos de los páucares y tucanes que viven en la copa de los árboles maderables, teca, castaña, shiringa, que ha sembrado el IIAP.
La planta de alimentos está orientada a desarrollar tecnología usando los recursos de la región para producir alimentos estrusados (alimentos que flotan) de uso para los programas de investigación de la estación. La planta produce una tonelada de alimentos balanceados al mes, el excedente de producción será para la trasferencia de tecnología para los productores locales y para los estanques para la crianza comercial de peces.
Los ingredientes priorizados para la preparación de alimentos balanceados son los productos de la localidad, como la torta de castaña, un desecho de la industria del aceite de castaña, el mismo que aporta proteínas de alta calidad a bajo costo, con la posibilidad de remplazar a la harina de pescado.
Otros componentes son la semilla de copoazu, un desecho de la industria de pulpa de frutas, la harina de maíz, que son ingredientes locales para los alimentos balanceados que produce la estación de investigación.
Los resultados de la investigación realizados estos primeros meses, permiten tener una alimentación a menor precio y con los mismos nutrientes, la calidad y la eficiencia de los alimentos que vienen de la capital, teniendo en cuenta que el mayor componente de los costos de producción en la producción de peces en piscigranjas es la alimentación.
Los alimentos que llegan de las plantas de Lima tiene precios que fluctúan entre S/. 3.20 y S/.3.50 soles por kilo, lo que encarece el precio de la carne de pescado en los mercados. “La idea es bajar este precio a dos soles por kilo de alimento, para que la producción de peces tenga menores costos y mejores ingresos para los productores”, agrega el gerente de la planta.
Salvo los componentes -como micronutrientes que son vitaminas y sales minerales que se traen desde la capital- el resto son insumos de la región. “A partir de esta experiencia se puede trasferir esta tecnología y las patentes -resultado de -la investigación tecnológica- a empresarios que quieran invertir en una planta de mayor producción”, refiere Chía Dávila.
Los beneficiarios son los estudiantes universitarios de distintas universidades, pero principalmente de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios, quienes realizan sus prácticas y tesis de grado, especialmente de la carrera de agroindustria. Actualmente hay ocho egresados elaborando tesis de grado.
La práctica de la piscicultura se difunde desde el año 2004, por las entidades estatales como el IIAP, y el proyecto Especial de Madre de Dios, con una gran aceptación de parte de los agricultores.
En la región de Madre de Dios, en el último año, ya existen 300 piscicultores que producen para el mercado local y hay experiencias que llevan peces, como el paco y gamitana, a los mercados de Cusco y Arequipa para el consumo turístico, con muchas posibilidades de negocios para más piscicultores de la región con la producción de peces amazónicos.
“Solo con una pareja se puede iniciar la reproducción de alevinos, con el método de la reproducción inducida, vía la aplicación de hormonas. En 24 horas ya tenemos larvas” dice el especialista.
Las especies que se reproducen vía inducción, son gamitana y paco. La capacidad de reproducción es de 600,000 alevinos por proceso, pudiendo realizar más de 15 procesos por mes, con una gran capacidad para cubrir la demanda local de alevinos a los productores locales.
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