Una menor de 12 años desapareció de su casa dejando sólo una nota a su madre quién la busca desesperadamente desde hace días. La progenitora acudió a la policía para que alerte a los controles que existen en la ruta Atalaya – Satipo sin que hasta el momento se sepa del paradero de la niña.
Cori Chota Ruiz (27), madre de la menor desaparecida, está segura que es un caso de “tratantes de menores de edad” quienes visitan Atalaya y se llevan con engaños a las adolescentes ofreciéndoles sumas de dinero para supuestos trabajos decentes, para luego obligarlas a trabajar en bares y cantinas, que son prostíbulos clandestinos.
La desesperada madre señaló que su vecina vio a un desconocido que rondaba la feria agrícola Sarita Colonia, ofreciendo trabajo a personas entre ellas a menores de edad; una de ellas era su menor hija, supuestamente para cosechar kión en Unión Junín.
Tras averiguar sobre la posible salida de su hija hacia Satipo, le indicaron que su menor con otra persona adulta se acercó a comprar un pasaje a la una de la mañana, con rumbo a dicha ciudad pero la empresa no accedió a trasladar a la menor por no tener documentos.
Cori Chota señaló a INFOREGIÓN que en el terminal terrestre apareció otra señora sollozando quien también busca a su hija desaparecida desde hace tres días.
“Es urgente que las autoridades policiales y el Ministerio Público realicen una exhaustiva investigación para dar con estos traficantes de menores que buscan beneficiarse a costa de la explotación sexual de las menores”, manifestó.
La menor, que cursa el 1º de secundaria en la I.E. Hildebrando Fuentes, dejó una nota a su madre informándole que “no volvería hasta que fuera profesional”. También le pidió que no la busque porque “para ella está muerta”, lo que para la progenitora habría sido inducida a escribir la misiva por la mafia de tratantes de menores con el fin de evitar la búsqueda.
DATO
En el año 2014, el Ministerio Público y la Policía Nacional de Satipo, en operativos contra trata de menores, lograron recuperar 18 menores de edad que eran prostituidas en locales clandestinos que funcionan con fachadas de recreos, bares y/o cantinas. La mayoría de estas menores provenían de la provincia de Atalaya.
Estos traficantes de menores, utilizarían motocares para trasladar a las niñas hasta un tramo fuera de la ciudad, donde son recogidas en la tolva de las camionetas, que salen con destino a Satipo.