La desnutrición crónica infantil afecta al 15,2% de niños y niñas menores de 5 años, especialmente en las zonas rurales y de extrema pobreza −según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2011, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)−. Si el Estado no realiza las políticas y acciones necesarias para combatir este flagelo, los miles de niños y niñas verán afectado su aprendizaje cuando lleguen a la etapa escolar y, en su adultez, verán disminuidas sus capacidades para el trabajo y la productividad; colocándolos en una situación de exclusión y desigualdad.
En ese escenario, el Programa Integral de Nutrición (PIN) −que estuvo a cargo del Programa Nacional de Apoyo Alimentario (Pronaa)− fue un programa social que entregaba alimentos a los niños/as menores de 12 años, madres gestantes y madres que dan de lactar, en los establecimientos de salud e instituciones educativas. En estas últimas entidades se brindaban los desayunos o refrigerios y almuerzos escolares a los estudiantes de nivel inicial y primario.
Sin embargo, de acuerdo a lo señalado por la Defensoría del Pueblo en el documento “Aportes a los programas sociales de contenido alimentario, a partir de la supervisión al Programa Integral de Nutrición (PIN)”, las instituciones educativas no contaban con las condiciones necesarias para brindar un servicio de calidad. Una de las principales debilidades detectadas era la falta de ambientes adecuados para el almacenamiento, preparación y entrega de los alimentos a los/as estudiantes.
Otra de las dificultades que afrontan las instituciones educativas, principalmente en las zonas rurales del país, es la falta de servicios de agua y alcantarillado. Este es un tema fundamental para el desarrollo de cualquier programa social de contenido alimentario; pues solo con la provisión de estos servicios será posible garantizar las condiciones de higiene mínimas, necesarias para la preparación de los alimentos.
En ese sentido, uno de los puntos clave para el éxito de los programas sociales de contenido alimentario -en particular del nuevo Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma, bajo la dirección del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis)- es adoptar las medidas necesarias para superar tales dificultades e impulsar una permanente coordinación y articulación a nivel sectorial e intergubernamental. La misma que permita garantizar el cumplimiento real de sus objetivos, y brindar un servicio alimentario de calidad durante todo el año escolar.
También es importante contar con un registro de los beneficiarios/as y que se delimiten las competencias, así como la distribución de funciones, entre el Midis y los gobiernos regionales y locales. De esta manera, se garantizará que se realice un trabajo articulado para implementar programas sociales de contenido alimentario que reduzcan la desnutrición crónica e infantil, de acuerdo a la necesidad y realidad de cada zona.
Finalmente, es necesario que el Midis, conjuntamente con el Ministerio de Salud, precise prontamente la forma de atención de las madres gestantes, madres que dan de lactar y niños/as de 6 a 36 meses, que estaban considerados en el subprograma infantil del extinto PIN y que funcionó hasta diciembre de 2012.