Lucha contra la coca tiene olor a chocolate

La República. En la provincia de Tocache, región San Martín, el milagro se sembró en forma de semillas de cacao. Con ellas poco a poco cientos de agricultores fueron ganándole terreno a los cultivos ilegales de coca, muchos sembrados por ellos mismos, pero que les hacían vivir a la expectativa de operativos antidrogas. Ahora esta apacible provincia, célebre antaño por sus vínculos con el narcotráfico entre los 80s y 90s, vive una bonanza con aroma a chocolate y a café.

El propio Rolando Herrera Ramírez, presidente de la Cooperativa Agraria Industrial Naranjillo, que ahora ostenta nada menos que el primer lugar en exportaciones de cacao en el Perú, comenzó con coca. “Pero tenía un cargo de conciencia al saber que la coca iba a parar a manos equivocadas”, recuerda Rolando. Ahora, Naranjillo acaba de recibir un millón 80 mil soles del programa Agroideas, del Ministerio de Agricultura, para mejorar su planta.

Comercio justo y cacao orgánico

Las 20 hectáreas de cultivo de cacao que ahora tiene en Tocache no lo dejan mentir. Cada una produce de 3 mil a 3 mil 500 kilos de cacao por año. A 8 dólares por kilo, hablamos de un aproximado de 24 mil y a veces 30 mil dólares. En cambio, explica, una hectárea de coca produce entre 30 y 35 arrobas (la arroba tiene 11.5 kilos). Cada arroba cuesta 20 dólares, lo que multiplicado por 35 da 700 dólares. Es decir, una hectárea de cacao da 29 mil 300 dólares más que una hectárea de coca.

Hace 16 años, Rolando Herrera decidió cambiar la coca por el cacao. Hoy es presidente de la exportadora de cacao más importante del país: Naranjillo

“Cuando empecé la gente me creía loco”, comenta. Y es que el problema era el tiempo que tarda ver los resultados. Mientras la primera cosecha de coca está lista en 8 meses, los primeros frutos de una siembra de cacao están listos en 4 años. “¿Qué vas a comer esos 4 años?, me decían. Pero el productor inteligente dice: bueno, con el cacao también sembraré plátanos, maíz, panllevar, y eso compensará los cuatro años de espera”, agrega. Y no se equivocó.

Naranjillo nació en 1964 pero en los últimos dos años ha presenciado el despegue de sus niveles de producción. Ubicada en Tingo María (región Huánuco) esta recibe la cosecha de 5 mil socios de esa región, San Martín y Ucayali. Luego se convierte en chocolates, manteca de cacao, licor de cacao, polvo de cacao y coberturas.

“En el 2010 exportamos 3 mil toneladas métricas de cacao (todos los productos juntos, una facturación de 30 millones de soles)”, dice. “Para este año queremos llegar a 8 mil toneladas métricas”.

“Ponemos especial atención a nuestros cultivos porque tenemos la certificación de comercio justo (para pequeños productores) y la de producto orgánico”, señala Rolando. El 95% del cacao que se produce aquí es orgánico, es decir, en su producción no han actuado pesticidas ni sustancias contaminantes. 

“¿Ves las hojas que están en el suelo de la chacra? Se dejan allí, son abono natural. Tampoco usamos transgénicos. Tenemos un centro de investigación en el que las semillas se mejoran por técnica de injerto”, explica.

Generador de empleo

Las semillas de cacao se dejan fermentar en bolsas, en las chacras o en el centro de investigación de Naranjillo, y luego van a un centro de acopio, de donde salen hacia la planta industrial. Allí estas pasan por un proceso de selección, descascarillado y luego por el molino y por los tanques de procesamiento.

De tal manera es orgánico todo el proceso, que hasta el combustible que hace andar toda la maquinaria es a base de cascarillas de café, que se procesa en otro sector de la misma planta. Y de allí al mercado internacional –Canadá, Holanda, Korea, Suiza– que paga con gusto el precio de un producto de calidad y no transgénico.

De paso, se genera empleo. La mayoría de trabajadores son jóvenes que estudiaron administración, contabilidad, ingeniería o industrias alimentarias en la Universidad Autónoma de la Selva, a unas cuadras de la cooperativa.

De hecho, los logros obtenidos responden a la gestión eficiente de los socios de Naranjillo, que ha desarrollado su propia industria sostenible y los ha llevado al propio Salón del Chocolate en París. Este año, el logro se repetirá en el Hotel Sheraton, de Lima, y es probable que el ejemplo se repita en otras empresas y en todo el país. Y ese es el verdadero milagro.

Dato

Productos. Chocolates Gran Inka, Mecsa Osha y Sol de Tingo María. Cocoa Bahía y Bella Durmiente. En café: Naranjillo, Hope.
Web: www.naranjillo.com.

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