La lucha contra el narcotráfico es un desafío compartido entre Perú y Estados Unidos, afirmó hoy el subsecretario de ese país para Asuntos del Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela, tras sostener que su país asume la parte de responsabilidad que le toca en este problema.
«Este es un desafío que tienen los dos países, donde tenemos nosotros corresponsabilidad por el tema de la demanda», señaló, tras sostener una reunión con el presidente Alan García en Palacio de Gobierno.
En declaraciones a la prensa y luego de señalar que la cooperación entre Washington y Lima es excelente en esa materia, el diplomático norteamericano señaló que es necesaria una estrategia en dos dimensiones: por un lado, un trabajo «subregional» entre los países de la región Suramérica, y, por otro, una aproximación «integral».
«La colaboración no sólo debe ser bilateral, sino trabajar entre otros países, con Ecuador, Colombia y Bolivia, por ejemplo, y así poder encarar este tema», explicó.
Valenzuela agregó que durante su reunión con el mandatario peruano trataron diversos temas sobre la «situación en América Latina y el mundo», entre los que destacó la proliferación nuclear, que calificó como el problema «más difícil».
San Martín es modelo para el mundo
Valenzuela aprovechó la ocasión para hablar sobre los proyectos de desarrollo alternativo que buscan cambiar los cultivos de hoja de coca por otros que se desarrollan en la región San Martín.
«Este trabajo es un ejemplo para el mundo de lo que se puede hacer para acabar con el narcotráfico, pero también para dar una vida mejor a los agricultores», sostuvo.
Cabe recordar que en el Perú el cultivo de hoja de coca, a partir de la cual se elabora la cocaína, se incrementó en 45 por ciento entre 1999 y 2008, hasta llegar a las 56.100 hectáreas, según datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes.
A esto hay que sumar que Perú produjo el 36 por ciento de la producción mundial de cocaína en 2008, con un estimado de 300 toneladas de cocaína, en comparación con el 29 por ciento de 2007, de acuerdo con un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).