Luces y sombras de la primera semana

Perú 21. Ollanta ha estado a la altura de las circunstancias en su primera semana. Ha sido convincente en sus presentaciones públicas y ha tranquilizado a parte de los que tenían los peores temores. Es verdad que todavía seguimos en el terreno de la retórica, pero esta es ya postelectoral y comienza a sonar consistente. Si Humala lograse el famoso crecimiento con inclusión y se atreviese a hacer algunas reformas claves en el Estado, será un buen presidente.

Hay que resaltar como positivo, también, el comportamiento de las distintas fuerzas políticas en relación con su victoria, comprometiéndose a apoyar su gestión. Incluso, creo que Keiko estuvo bastante correcta en su reconocimiento y saludo al vencedor. (No está de más recordar que Humala no se dignó a felicitar a Alan García cuando este le ganó en el 2006).

Saludable, también, aunque quizás un poco exagerada, la conversión de los gremios empresariales a las ideas del nuevo presidente. Cabe el temor que pudiesen estar solo interesados en lo económico y que otros peligros les sean indiferentes.

Inteligente la decisión de Humala de irse de gira. Con ello baja la presión por definiciones inmediatas y le pone distancia al explosivo conflicto en Puno, dejando que sea el gobierno saliente el que tome decisiones y asuma los costos.

Oportuno ir primero a Brasil y dejar para más adelante Venezuela, así como incluir a Chile en la gira. (Con toda la admiración y respeto por Brasil, sería mejor tener, al igual que con los Estados Unidos y Venezuela, una actitud un poco menos sumisa. Muchas veces nuestros intereses nacionales coincidirán, pero no siempre y, en aquellos casos, habrá que poner por delante los nuestros).

Hubo, también, tres cosas para el debe:

1.- Alarmante que el coronel Adrián Villafuerte, a quien hasta la víspera mantenían escondido por su vinculación cercanísima a montesinistas presos, sea ahora el encargado de la transición en Defensa.

2.- Peligroso y nada disimulado el intento fujimorista de conseguir un indulto político para Fujimori, disfrazándolo de humanitario. El objetivo de García sería contar con una bancada que lo proteja en posibles investigaciones. Me preocuparía que Humala viese el asunto con alivio, pensando en Antauro.

3.- La “sorpresa” de García, regalándonos un monumento gigantesco en el Morro Solar. Uno que, por lo que hasta ahora se puede ver, es esperpéntico. Uno que lo veremos todos los días, para siempre recordarlo. No consultó con nadie sobre algo que trasciende a sus atribuciones y su periodo. Las primeras reacciones quizá lo sorprendan más bien a él: no somos un rebaño, somos ciudadanos y la ciudad no es suya.