La gestión de las Áreas Naturales Protegidas en nuestro país constituye un tema de primer orden al momento de evaluar las medidas orientadas a la protección de espacios ricos por su biodiversidad. Al respecto, compartimos un artículo de opinión de Sandro Chávez, past Decano Nacional del Colegio de Biólogos (CBP) y ex jefe del Sernanp. En su texto resalta el aporte entregado por las comunidades nativas y de los guardaparques; así como también llama la atención sobre los principales flagelos que amenazan a la ANP. Veamos pues la reflexión que nos propone en su texto.
«Desde la creación de la primera Área Natural Protegida (ANP), que fuera el Parque Nacional de Cutervo allá por setiembre de 1961, las ANP se han ido incrementando, en la actualidad son 76 Áreas Naturales Protegidas (ANP) que están bajo el cuidado del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), a las cuales se suman 32 Áreas de Conservación Regional y 146 Áreas de Conservación Privada, que lamentablemente se encuentran sometidas a varios tipos de presiones.
De hecho, uno de las presiones más importantes es el cambio climático, que está acelerando la pérdida de las especies de flora y fauna, el deterioro de los ecosistemas y la pérdida de los bienes y servicios ecosistémicos de las ANP, en mayor grado en aquellos ecosistemas que ya han sido o siguen siendo impactados negativamente por las actividades humanas, lo que agravara su deterioro.
Principales Actividades ilícitas que afectan a las ANP
En octubre del 2020, el Sernanp identifico más de 20 ANP comprometidas cultivos ilícitos, el Reporte N° 7/2021 de Devida, referido a la superficie cultivada con arbusto de hoja de coca en producción monitoreada en 2021, se encontraron 12 764 hectáreas de cultivos de coca en las ANP, observándose un crecimiento 36% respecto al 2020.
La minería ilegal, es otro factor que presiona sobre las ANP, que preocupa, porque está asociado con otros delitos, tales como homicidios, sicariato, trata de personas, lavado de dinero y crimen organizado. Por ejemplo, en el 2017, Madre de Dios tuvo una tasa anual de homicidios de 46,6 muertes por cada 100 000 habitantes, valor mucho mayor que el promedio nacional de 7,8 muertes.
El Sernanp ha reportado que desde el 2010, se ha detectado la presencia de minería ilegal al interior de las ANP, ya en el 2015 se determinó que por lo menos 14 de ellas o sus zonas de amortiguamiento (ZA) se encontraban afectadas, nueve de las cuales se encuentran en la Amazonía.
Otra de las actividades ilícitas que impactan negativamente sobre los ecosistemas de ANP, es la deforestación, cuyas actividades impulsoras están relacionados a la agricultura migratoria (ampliación de fronteras agrícolas y los cultivos ilícitos), la actividad minera, ocupación humana, principalmente.
El portal para el Monitoreo de Deforestación en ANP del Bioma Amazónico (GEO ANP), reporta que la deforestación en las áreas naturales protegidas amazónicos, ha alcanzado a 3307.5 hectáreas en el año 2021, donde quien tuvo un mayor índice de deforestación para el año 2019 fue la Reserva Comunal El Sira, con 641,55 hectáreas, seguido por el Bosque de Protección San Matías San Carlos con 258,87 hectáreas.
En el día de las Áreas Naturales Protegidas
En año 2019, concluyo la vigencia de los lineamientos de política y planeación estratégica de las ANP, establecidos en el “Plan Director de las ANP 2009-2019”, que probablemente ha seguido dando la orientación en los años posteriores, pero es claro que después de casi 12 años, muchas cosas han cambiado y otras se han agravado, como hemos podido observar anteriormente, y por ello el nuevo Plan Director, debe acelerar su elaboración, sin perder de vista los nuevos retos que plantean en adelante.
Para muchos, en los últimos 10 años a pesar de los esfuerzos y bien intencionadas actividades por la conservación, estas no han sido suficientes o quizás las estrategias utilizadas no fueron las más acertadas o eficaces. Quizás en este día de la ANP, sería útil reflexionar sobre algunos actores claves en la conservación en el país.
Por ejemplo, un actor importante son los pueblos indígenas, quienes desde sus ancestros han construido una relación de armonía con los ecosistemas de donde obtenían sus recursos, y por tanto, tener una clara política de colaboración con ellos es fundamental y no solo asistencial, porque hace mucho tiempo dejaron de ser beneficiarios, para convertirse en socios de la conservación, lo cual debe motivar una nueva relación horizontal y de respeto mutuo, desde un mirada intercultural.
Otro actor, que ha sido subvalorado, del cual todos hablan, se toman fotos y hasta cuentan sus valientes historias de sacrificio y compromiso con las ANP, son los guardaparques, aquellos que necesitan que su labor estratégica se convierta en una carrera, donde se le dote de mejores conocimientos y herramientas, le mejore su condición laboral y por tanto mejore su calidad de vida y la de su familia, como un reconocimiento a su entrega y compromiso con la conservación, tarea impostergable.
Finalmente, entre otras prioridades, está la investigación, pues hoy es preciso tener claro cuál es la situación real de la biodiversidad y los ecosistemas donde habita, frente al conjunto de amenazas al cual está sometida diariamente, sin conocimiento de lo que sucede con ellos, no es posible tomar buenas decisiones, menos realizar una gestión eficiente.
Las ANP en el Perú, han venido cumpliendo un rol importantísimo en la conservación, pero ello habrá sido en vano, sino fortalecemos a las instituciones que las gestionan como el Sernanp y a los actores locales como los pueblos indígenas en lograr que “la conservación de la Biodiversidad, sea un activo para el desarrollo sostenible local y nacional”.