ROMA. Los pueblos indígenas han sufrido desproporcionadamente los impactos económicos de la COVID-19, pero poseen conocimientos esenciales para reconstruir un mundo post-pandemia más sostenible y resiliente, libre de pobreza y hambre, dijo Gilbert F. Houngbo, presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas (FIDA), en la inauguración de la Quinta reunión mundial del Foro de los Pueblos Indígenas.
«La COVID-19 ha devastado la vida de millones de personas en todo el mundo. Pero esta terrible plaga también nos impulsa a encontrar formas de vivir más en armonía con la naturaleza», dijo Houngbo. «Sabemos que la única manera de lograrlo es uniendo fuerzas con los pueblos indígenas, que son guardianes de la naturaleza y de una vasta reserva de conocimientos tradicionales en todo el mundo».
Esta reunión bienal se celebra este año de forma virtual y se centra en el tema El valor de los sistemas alimentarios indígenas: resiliencia en el contexto de la pandemia de la COVID-19. Organizada por el FIDA, reúne a 154 líderes indígenas de 57 países y representantes de organizaciones de desarrollo y gobiernos para hablar acerca de los sistemas alimentarios indígenas, la resiliencia que han mostrado frente a la COVID-19, y los desafíos y oportunidades que afrontan en el futuro inmediato.
La pandemia de la COVID-19 plantea una gran amenaza para los pueblos indígenas de todo el mundo y afecta desproporcionadamente a las comunidades indígenas, intensificando las desigualdades estructurales subyacentes y la discriminación generalizada. Han disminuido sus posibilidades de acceso a los alimentos y el agua potable, y sus economías locales y tradicionales se han visto alteradas. Puesto que en muchos países continúan los confinamientos, las comunidades indígenas a las que se les niega sus derechos sobre la tierra o que no ejercen la libre determinación sobre sus territorios no pueden controlar sus actividades de producción de alimentos, lo que hace que pierdan sus medios de vida y se reduzca su capacidad para procurarse un sustento.
No obstante, los pueblos indígenas han aplicado sus propias soluciones para hacer frente a la pandemia. Sus estilos de vida, sistemas alimentarios, cultura y conexión con sus tierras han sido una importante fuente de resiliencia ante la COVID-19. Estos pueblos han empleado sus propios conocimientos y prácticas tradicionales, incluido el aislamiento voluntario y el cierre de sus territorios, así como medidas de prevención en sus propias lenguas, a fin de preservar la vida de sus comunidades.
Los pueblos indígenas desempeñan un papel fundamental como guardianes del medio ambiente, ya que el 80% de la biodiversidad del mundo se encuentra en sus territorios.