Los nuevos integrantes de la lista blanca antidrogas

El Comercio A mediados del 2010 se reunieron las principales cabezas de los órganos de inteligencia para elaborar la llamada lista blanca de los capos del narcotráfico de nuestro país. En la cita, hasta ahora secreta, se puso énfasis en objetivos de cuello y corbata que se movieran como pez en el agua en el mundo de los empresarios, que tuvieran como asalariados a políticos y personajes públicos, que gastaran fortunas en contratar a abogados de peso y asesores mediáticos y que hubieran dejado en el pasado sus correrías por los valles cocaleros del Perú.

El Comercio accedió al documento reservado de aquella lista, llamada “Actualización de la relación de personas registradas, identificadas y señaladas como dirigentes o jefes del tráfico ilícito de drogas (TID) a nivel nacional e internacional”, o también conocida como el Kingpin Act peruano (en referencia a una relación similar del Gobierno de Estados Unidos).

En esta lista aparece por primera vez el nombre de Adolfo Carhuallanqui Porras, que se conoció en el 2009, cuando la Dirandro les comenzó a seguir la pista a sus compañías de importación de vehículos y, luego, a su empresa aérea Peruvian Airlines.

El caso de este personaje, que cambió su identidad por César Cataño Porras, tras ser vinculado con el narcotráfico en los 80, preocupa aun más por los nexos financieros que mantuvo con personajes públicos, como la ex candidata a la alcaldía de Lima Lourdes Flores Nano, quien cobró jugosas remuneraciones por ser su abogada y presidenta del directorio de Peruvian Airlines.

También por su relación pública con Carlos Hamann, ex jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera (la principal entidad técnica de lucha contra el blanqueo de dinero), que el año pasado realizó un informe contable de parte para favorecer a Cataño, quien registra dos atestados, de 1982 y 1983 (N° 095-ITID y N° 88-DPD), por integrar una organización de narcotráfico.

Otra reciente incorporación es Fidel Sánchez Alayo (41), nacido en Juanjuí, hijo de Segundo Manuel Sánchez Paredes, y uno de los personajes más llamativos del clan originario de La Libertad.

En los últimos días adquirió notoriedad cuando tres agentes de su seguridad fueron asesinados en Ica por presuntos guardaespaldas de un personaje relacionado con su padre, con quien disputa la propiedad de una compañía minera.

La Dirandro se basó en documentos de la Procuraduría Pública de México y del Departamento de Justicia de EE.UU. para vincularlo con el caso de la muerte de su tío Segundo Simón Sánchez Paredes en Rancho Luna (México), en 1987, donde se halló un laboratorio de cocaína.

Según estos expedientes, Sánchez Alayo, que vivía y estudiaba en México, estuvo presente en esta finca horas después de ocurrido el crimen de su pariente. También existen declaraciones de narcotraficantes confesos que sirvieron para que la justicia lo procesara en la actualidad por lavado, junto con su padre Segundo Manuel y sus tíos Santos Orlando y Fortunato Wilmer Sánchez Paredes (incluidos en esta lista desde el 2007).

Además, se tiene el testimonio de Jorge Chávez Montoya ‘Polaco’, ex lugarteniente de Fernando Zevallos ‘Lunarejo’, quien acusó a Sánchez Alayo de ser su socio en el envío de droga a EE.UU.

«Eteco» sigue en la mira»

Otro que aparece en la lista blanca, casi por quinta vez consecutiva desde el 2005, es el empresario aéreo Miguel Arévalo Ramírez (46), conocido como ‘Eteco’, quien se convirtió en un objetivo antidrogas tras la caída de ‘Lunarejo,’ hace cinco años, aunque luego fue desplazado por el clan Sánchez Paredes.

Este hombre, dueño de la aerolínea Atlantic Airlines, que opera en Centroamérica, fue investigado por lavado de dinero el 2006, pero el Ministerio Público archivó las pesquisas. En el 2009, el entonces fiscal antidrogas Jorge Chávez Cotrina (hoy coordinador de las fiscalías de crimen organizado) le abrió una nueva investigación a Arévalo, pero no lo denunció.

En el documento del caso, al que accedió este diario, apenas se observa un leve esfuerzo por evitar el archivamiento. Parece que la pista que surgió tras la captura de los cuñados de ‘Eteco’ con varios kilos de droga en Chiclayo, en el 2003, no fue suficiente para la investigación.

En la relación de capos también está el sanguinario Jair Ardela Michhue (36), quien lidera, con sus sicarios, la ola de violencia y sangre que campea en la frontera de Perú, Brasil y Colombia.

Desde el 2008 es buscado por la policía brasileña, a raíz del asesinato de un oficial antidrogas peruano en Tabatinga, aunque no tiene orden de captura en nuestro país.

Otro nombre en la lista es Gualberto Mejía Estrada ‘Gabino’ (40), poderoso ganadero del Huallaga procesado por lavado y por ser socio del cabecilla senderista ‘Artemio’ en la producción de cocaína, así como por incorporar a los elementos de su entorno en la organización subversiva.

Precisamente ‘Artemio’ y su ex aliado y hoy enemigo ‘José’ (jefe de la facción terrorista del VRAE) completan el Kingpin Act peruano.

En puntos

Sistema de inteligencia
La lista de capos de la droga, que no tiene carácter vinculante en el ámbito judicial, fue elaborada por representantes de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin), la Dirección Antidrogas de la Policía (Dirandro), la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) y del Ministerio Público.

Se basa en documentos judiciales, fiscales e informes de inteligencia nacionales o extranjeros y archivos de la DEA. Con toda esta información, la lista, creada en el año 2002, fue actualizada luego de ser depurada, ya que algunos de sus antiguos integrantes están en prisión.

El Comercio los investigó
En el 2006, la Unidad de Investigación de El Comercio publicó la historia de Miguel Arévalo Ramírez ‘Eteco’, acusado de encabezar una organización vinculada al tráfico ilícito de drogas.

Entre el 2009 y el 2010 también revelamos el contenido de los atestados policiales por narcotráfico contra Adolfo Carhuallanqui Porras o César Cataño, en los años 80.

El año pasado un equipo de este Diario recorrió el rastro de sangre y fuego que dejaron las andanzas de Jair Ardela Michhue en el Trapecio Amazónico.