La danza de los negritos invade las calles de Huánuco cuyos pobladores renuevan su fe en Dios desde diciembre en tributo y ritual que se repite el seis de enero, en Bajada de Reyes, se prolonga hasta el 16 de este mes.
Durante todo ese tiempo, las calles de Huánuco vibran con las elegantes evoluciones de los danzantes de máscaras oscuras y labios prominentes, de sombreros con penachos que parecen plumeros y con campanitas estridentes en sus manos enguantadas.
El origen de esta danza es incierto. Es difícil precisar en qué año apareció por primera vez peregrinando festivamente en las calles, plazas y templos de la ciudad de Huánuco. Sus personajes sorprendieron con su levita, su barba blanca, su sombrero de copa y su nariz roja.
De acuerdo con la tradición, la colorida estampa folclórica tiene sus raíces que se remontan a la época colonial y sustentan su arte en la fe inquebrantable hacia el niño Jesús. A él le dedican sus pasos y figuras; para él son sus plegarias y rezos.