Los cazadores del Vraem

Una gorra roja fue el señuelo. El informante de la Policía debía ponérselo cuando los líderes terroristas ‘Alipio’ y ‘Gabriel’ se encontraran dentro de su casa en la localidad de Pampas, en Llochegua, en la provincia ayacuchana de Huanta.

Si el informante aparecía por el segundo piso de su casa con la gorra roja puesta, entonces era el momento de la acción.

El reloj señalaba las 8 de la noche del domingo 11 pasado y la Brigada Especial de Inteligencia Conjunta, integrada por comandos de las FF.AA. y policías, aguardaba escondida en un acantilado cercano.

Nada garantizaba que los terroristas aparecerían en Pampas. En junio pasado, ‘Alipio’ le había dicho al informante, sin sospechar que ya era un doble agente, que llegaría a su casa para aprovisionarse de equipos de comunicación y pertrechos.

No lo hizo.

Pero tampoco se le perdió el rastro. A través de diversos colaboradores en Ayacucho, la División de Investigaciones Especiales (Divinesp) de la Dirandro, supo que ‘Alipio’ y ´Gabriel´ se venían desplazando en los últimos días por los pueblos de Llochegua, en la ceja de selva de Huanta, Ayacucho.

El domingo 11, aparecieron. A eso de las 9 de la noche los terroristas arribaron a la casa del informante. Éste les ofreció cerveza y subieron juntos a la segunda planta. Fue entonces cuando el “topo” se calzó la gorra roja.

Los efectivos activaron el código establecido para dar inicio a la ‘Operación Camaleón’: “que comience la fiesta”.

Treinta minutos después, se escuchó una explosión y la casa ardió en llamas. Los pobladores de Pampas salieron despavoridos de sus predios rumbo al monte.

Los cadáveres calcinados de los cabecillas terroristas fueron trasladados en un helicóptero a la Base de Pichari.

Junto a ellos iba el hombre que los había traicionado, vivito y coleando.

LA CABEZA DEL ‘CAMALEÓN’
¿Cómo fue captado el informante que propició el más duro golpe al Sendero del Vraem?

Se habla de la llamada “Brigada Lobo”, la patrulla combinada que opera bajo las órdenes directas del viceministro del Interior, Iván Vega (CARETAS 2296).

La Brigada Especial de Inteligencia Conjunta es la fuerza de choque, la encargada de ejecutar la fase final de los operativos.

Pero la planificación de la ‘Operación Camaleón’ y de los golpes previos en el Vraem; las escuchas y la captación de informantes es responsabilidad en gran medida de un equipo de la Divinesp bajo el mando del comandante PNP Segundo Argomedo Vásquez.

Conocido por el apelativo de ‘Jair’ desde sus años en la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote), Argomedo dirige silenciosamente la inteligencia en el Vraem desde el año 2009.

“El éxito de las operaciones en el Vraem se lo debemos a la Divinesp y Argomedo es el oficial a cargo del caso”, comentó a CARETAS, la fiscal antidrogas ad hoc Luz Zuzunaga Silva.

‘Jair’ llegó a la Divinesp en 2008, cuando el jefe de dicha unidad era el hoy general PNP Carlos Morán. Con el financiamiento de la Drug Enforcement Administration (DEA), la agencia antidrogas de EE.UU., Morán creó dos grupos de inteligencia para luchar contra el ‘narcoterrorismo’: uno en el Huallaga, a cargo de los comandantes Walter Lozano, ‘Bica’, y Harvey Colchado, ‘René’. Y otro en el Vraem con ‘Jair’ al mando.

‘René’ y ‘Bica’ cazaron a ‘Artemio’, en febrero del 2012, y capturaron a la congresista Nancy Obregón, el 14 de julio pasado.

‘Jair’ aplicó el mismo esquema de inteligencia en el Vraem: una estrategia que combina las escuchas telefónicas, un sigiloso trabajo de captación de informantes y un intenso trabajo en el monte.

EL PRIMER GOLPE
El primer informante que captó el equipo de ‘Jair’ fue un traficante del Huallaga que le pagaba cupos a los hermanos Quispe Palomino.

A través de este ‘fite’ se introdujo un celular con GPS en el entorno de ‘Gabriel’ y se pudo rastrear su ubicación.

El 29 de abril del 2010 se supo que ‘Gabriel’ pasaría en un vehículo Station Wagon, de placa SGG-608, por la carretera de Huancarama, en la provincia de Andahuaylas, en Apurímac.

‘Jair’ y su equipo decidieron emboscarlo, pero la columna de ‘Gabriel’ abrió fuego y se produjo una intensa balacera.

Murieron dos senderistas, entre ellos el camarada ‘Rufino’, y un policía antidrogas. ‘Gabriel’ logró huir. Fue el primer golpe.

El equipo de la Divinesp entendió que infiltrar a los Quispe Palomino no era imposible, como se pensaba. Se decidió investigar la red de apoyo de los terroristas en los pueblos del Vraem.

A través de las escuchas telefónicas se identificó a quienes les proveían de medicamentos, radios, equipos de comunicación, y también a quienes les pagaban cupos del narcotráfico. Y de esa amplia gama se seleccionó a 30 posibles “colaboradores”.

A algunos de ellos se les “quebró” con ofrecimientos de dinero; otros se vieron obligados a colaborar con la Divinesp ante el temor de ir a prisión por financiación del terrorismo o tráfico de drogas.

El 23 de diciembre del 2010, uno de estos “fites” introdujo un somnífero en polvo en la comida del camarada Félix Huachaca Tincopa, ‘Roberto’, en Santa Rosa de Mishollo, en Tocache.

‘Roberto’, uno de los más letales francotiradores senderistas, fue llevado dormido a la Dircote y terminó colaborando con la Policía.

DOLOR DE MUELAS
El masivo secuestro de Kepashiato, en el Cusco, el 9 de abril del 2012, varió el esquema del Vraem.

El presidente Ollanta Humala le encargó al viceministro Vega la articulación de los equipos operativos en la guerra contra los Quispe Palomino.

Vega decidió reunir a la Divinesp y a la Dircote para que trabajaran juntas como ocurrió en la significativa captura de ‘Roberto’.

Fue un acierto porque se sumó esfuerzos en un objetivo común.

Poco después, el equipo de ‘Jair’ captó a un ‘informante’ del caserío Nuevo Horizonte, vecina de Pampas, en Llochegua. La Divinesp supo que Víctor Castro Ramírez, ‘William’, el Nº 5 de Sendero, se curaba los dientes en la vivienda de este “fite”.

El 5 de septiembre del 2012, ‘William’ llegó a dicha casa aquejado de un fuerte dolor de muelas y fue abatido por un francotirador de las FF.AA.

La Policía estaba cada vez más cerca de su objetivo.

El informante de Pampas fue señalado por cuatro desertores senderistas como el hombre de confianza de ‘Alipio’ en Llochegua.

Se interceptaron sus teléfonos y se supo que estaba vinculado al tráfico de drogas. Fue ‘quebrado’ y cuando declaró que ‘Alipio’ llegaría a su casa se encendieron las alarmas. Solo había que esperar.

La caída de ‘Alipio’ y ‘Gabriel’ es producto de un trabajo sostenido en el tiempo, que combinó la inteligencia policial con un efectivo trabajo de campo y que tuvo como articulador a un viceministro civil que se involucró personalmente en la planificación de las operaciones con la venia del Presidente de la República.

Es la misma estrategia que continuará hasta concretar el objetivo final: la caída de ‘José’ y ‘Raúl’. Una vez más es cuestión de tiempo. (Américo Zambrano/Cortesía Caretas)

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