Desde hace seis meses, los campesinos de diversas comunidades de los distritos del sur de Huancayo, a más de 4.000 mil metros sobre el nivel del mar, empezaron a usar el ichu o paja de puna para elaborar plantas ornamentales en vez de seguir quemándolo con la idea errónea de que así abonan la tierra.
Aldo Torres Romero, responsable del Proyecto de Mejoramiento y Manejo de Praderas Naturales, dijo al diario El Comercio que la idea surgió en una de las reuniones que se organizó para explicar a los hombres de campo que la quema de los pastos naturales es sumamente perjudicial.
«La quema de los pastos contamina el ambiente, reduce la reproducción de las semillas de los pastos naturales, hace que el campo pierda su capacidad de rebrote y se exterminan los controladores naturales, como los insectos que combaten las plagas», refirió.
Explicó que una campesina recordó que una de sus hijas aprendió en el colegio a elaborar adornos con paja de la puna. Por eso, se contactó con una profesora en manualidades y los campesinos de 16 comunidades de los distritos de Santo Domingo de Cachi, Yanacancha, Jarpa, San José de Quero, Chacapampa, Chinche y Chongos Alto se convirtieron en artistas luego de algunos meses de aprendizaje.
Ahora, los campesinos cogen los pinceles para pintar con delicadeza las espigas de ichu y otras variedades de pastos naturales de la puna que usan principalmente para crear plantas ornamentales de vivos colores que venden en floreros de barro. Lo mejor es que cuentan con mil hectáreas de ichu a su entera disposición.
Las creaciones hechas de ichu vienen siendo adquiridas por comerciantes de la Casa del Artesano de Huancayo y por quienes se dedican a la venta de artesanía en la feria dominical que se realiza en la capital del departamento de Junín.
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