Hay obras que desafían la imaginación y cambian la historia. El megaproyecto Camisea, no solo es el de mayor envergadura en el país, sino que permitió al Perú diversificar su matriz energética y mantener tarifas competitivas de electricidad a través del gas natural.
A unos 500 kilómetros al este de Lima, en el valle del Bajo Urubamba (distrito de Echarate, de la provincia de La Convención, Cusco) se encuentra el Proyecto Camisea, un proyecto que se ha convertido en la piedra angular del cambio de matriz energética en el Perú, pues permitirá cambiar el uso de combustibles contaminantes y caros como la gasolina y el petróleo, por el más limpio y barato gas natural.
El gran proyecto consiste en captar y transportar el gas natural proveniente de los yacimientos San Martín y Cashiari, en el Lote 88, hacia una planta de separación de líquidos ubicada en Malvinas, a orillas del río Urubamba. En esta planta se separan el agua y los hidrocarburos líquidos contenidos en el gas natural y se acondiciona éste último para ser transportado por un gasoducto hasta el City Gate en Lima, donde se filtra, mide y reduce su presión para ser entregado al sistema de distribución; mientras que el gas excedente se reinyecta a los reservorios productivos.
Por otro lado, los Líquidos del Gas Natural obtenidos en la planta de separación son conducidos hasta la costa mediante un ducto de líquidos y recibidos en una planta ubicada en Pisco, donde se fraccionan en productos de calidad comercial (GLP, gasolina y condensados), y luego se despachan al mercado mediante buques o camiones cisternas.
“El proyecto Camisea en el Perú logró cambiar su matriz energética para siempre y le permitió al país afianzar su desarrollo económico y social, respetando el cuidado de la naturaleza, su entorno y, por sobre todo, sus comunidades más cercanas. Gracias por confiar en el proyecto y permitirnos tomar el desafío de desarrollo con libertad y respeto, respaldando cada una de las decisiones y aportando el incalculable valor y profesionalismo de su gente”, afirmó Steve Crowell, presidente del Consorcio Camisea, en la ceremonia de celebración de los 10 años el proyecto.
Tras 10 años de operaciones, el Consorcio Camisea diversificó la oferta de hidrocarburos en el Perú, incentivó la competencia y permitió una disminución significativa de los costos de los combustibles.
Todas las evaluaciones del proyecto arrojan resultados positivos y beneficiosos para el país, a pesar de la oposición de algunas comunidades nativas y sectores que consideran el proyecto como un riesgo.
Un ejemplo de eso es lo que señala el informe de la oficina de estudios económicos del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minas (Osinergmin), para medir el impacto de los diez años de operación comercial del proyecto, precisando que los beneficios generados en la economía por esta operación durante la década llegan a US$41 mil millones.
“En el 2004 el 76% de la energía eléctrica producida provenía de fuentes hídricas, pero hoy esa cifra se ha reducido porque el 43% de la energía proviene del gas natural, generando solo en el año 2013 un ahorro neto de US$248 millones”, señala el documento.
Por otro lado, los ingresos fiscales –regalías, impuesto a la renta y canon gasífero– generados por Camisea alcanzaron US$10 mil millones, una suma superior a lo que destina el presupuesto nacional del 2014 para educación y programas sociales.
Y si bien en el ámbito social aún tiene algunos asuntos no resueltos, estos vienen a ser como las hojas de un gran árbol; y hoy, no ver los beneficios del proyecto es quedarse mirando las hojas de la rama de un frondoso bosque (Publicado en el No. 6 de la revista InfoRegión).