Alfredo Sandi, Cynthia Cárdenas, Lucero Reymundo y Luisa Elvira Belaunde elaboraron un informe, publicado en Servindi, sobre el enorme temor a que se expanda el contagio del COVID-19 entre las comunidades de la cuenca del río Uritayacu, ubicado en el distrito de Urarinas, provincia y región de Loreto, donde existen 18 comunidades nativas de los pueblos Urarina y Kukama.
En el río Urituyacu existen 18 comunidades nativas urarinas y kukamas, afiliadas muchas de ellas a la Federación Kukama del Río Urituyacu (Fekuru). Como en las otras cuencas del distrito de Urarinas, las comunidades de este río aplicaron el aislamiento comunal desde el comienzo de la cuarentena. Inclusive, las familias dejaron sus casas habituales ubicadas en torno de la escuela y buscaron cobijo selva adentro, en zonas más alejadas donde empezaron a hacer nuevas chacras. Irse lejos es una estrategia indígena de sobrevivencia.
Cada dos semanas se permiten navegar río abajo a Maypuco para abastecerse de alimentos y averiguar las noticias sobre la expansión de la enfermedad en Loreto. Además, mantienen las rondas de vigilancia sobre las embarcaciones que pasan por el río y prohíben en sus puertos la entrada de personas extrañas. Un letrero grande expresa la orden: “Prohibido el ingreso a personas foráneas”.
Pero las noticias que les llegaron por radio sobre la triste situación de sus parientes varados en las ciudades de Nauta e Iquitos, sin recibir alimentos ni apoyo de las autoridades regionales, los llevaron a tomar la decisión de permitir que los varados regresaran a sus comunidades, tomando todas las medidas necesarias para seguir controlando y evitando el ingreso del virus.
Ni bien llegaron los primeros retornantes, el apu de Nuevo Alianza solicitó al personal de la Micro Red Maypuco que se realicen pruebas rápidas a estas personas. Tras muchos días de insistencia, el 27 de mayo el comando COVID-19 del distrito de Maypuco se dirigió hacia Nueva Alianza llevando solo dos pruebas rápidas. No había más. De las dos pruebas realizadas, los resultados de un joven mestizo de 17 años arrojaron positivo, pero las autoridades se pusieron sobre alerta porque otras personas en aislamiento empezaban a presentar sintomatología de COVID-19. El caso 0 fue separado del resto de los retornantes y colocado en un local apartado donde recibe cuidados con un protocolo de seguridad.
Durante los 74 primeros días de la cuarentena, el distrito de Urarinas se mantuvo organizado luchando contra la expansión de la pandemia con las estrategias y los pocos implementos que tenía a disposición. Hasta ahora se sabe que tienen 20 casos confirmados y varios otros sospechosos con síntomas de COVID-19 y requiere apoyo urgente de la DIRESA-Loreto. Sin embargo, el distrito no figura entre las zonas prioritarias de expansión de la pandemia del coronavirus identificadas en el Plan de Intervención del Ministerio de Salud para Comunidades Indígenas y Centros Poblados Rurales de la Amazonía frente a la emergencia del COVID-19.
El temor de los pobladores, mestizos y indígenas, es que las demoras y las trabas burocráticas del Ministerio de Salud y del Ministerio de Cultura los dejen esperando a la deriva durante varias semanas más mientras ven morir a los pacientes, como ha sucedido en otros lugares de Loreto.
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Alfredo Sandi es enfermero técnico intercultural del pueblo Achuar; Cynthia Cárdenas es educadora y antropóloga, Luisa Elvira Belaunde es antropóloga e investigadora y Lucero Reymundo Dámaso es candidata a obtener una Licenciatura en Antropología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Cynthia, Luisa Elvira y Lucero integran la Plataforma Pueblos Amazónicos en la Pandemia COVID-19.