LIMA. Ante el preocupante contexto electoral y la incertidumbre que se generará durante los próximos meses sobre el bienestar económico y social del país, es necesario contemplar una situación que se lleva arrastrando desde hace mucho tiempo; precisamente originada por las consecuencias de la pandemia del COVID-19.
La situación en cuestión corresponde a los resultados económicos que se harán ver en un futuro cercano a causa de las medidas que el Gobierno peruano impuso para afrontar la pandemia. Lo preocupante no es cómo sucedería una posible gran inflación, sino realmente cuándo.
Para visibilizar el contexto, en una inflación descontrolada los precios de bienes y servicios aumentan descomunalmente al mismo tiempo que la moneda pierde valor real. No es lejano a nuestra historia una situación de este tipo – un claro ejemplo es el Perú de los 90s.
Un evento de este tipo es conducido principalmente por la variación en cuatro indicadores:
- Producción Industrial: Cuánto genera una economía. A mayor producción, mayor oferta; por lo cual los precios se abaratan; y viceversa.
- Empleo: Muy poca oferta de empleo conlleva a los trabajadores a disputarse por pocos puestos, lo que origina menores salarios.
- Dinero en circulación: Mientras más dinero se imprima en una economía, mayores serán los precios de bienes y servicios – mientras el país mantenga el mismo nivel productivo.
- Velocidad de circulación del dinero: Qué tan rápido el dinero se mueve de mano en mano. Como ejemplo, si se imprime mucho dinero, pero este es usado para comprar inmuebles en vez de comida, el precio de los primeros sufrirá de inflación y el segundo no.
Existen algunos cuantos indicadores más que tienen un rol en este proceso; sin embargo, ante estos cuatro coaccionando en un mismo intervalo de tiempo, la catástrofe es prácticamente innegable. ¿Entonces, cuál es la situación en el Perú?
Producción Industrial (Variación porcentual)
Proporción de Desempleo
Oferta de Dinero (M2 – Millones de Soles)
En síntesis, es visible un ámbito incierto: La producción industrial tuvo un declive abrumador y aún sigue debajo de la media; la proporción de desempleo es mayúscula; y, uno de los indicadores más preocupantes es que aproximadamente la cuarta parte (25%) de todo el dinero en circulación ha sido producida únicamente durante los últimos 13 meses.
Respecto a la velocidad del dinero, si bien no puede ser medida precisamente, es seguro afirmar que los ciudadanos peruanos no están dispuestos a gastar mucho dinero ante un panorama de incertidumbre y que seguirá creciendo por las presentes elecciones electorales.
La pregunta ahora es: ¿Cómo se manejará esta situación durante los últimos meses de Gobierno actual?; ¿Cómo será sobrellevado en el próximo? ¿Estamos ante una inevitable hiperinflación?