BRASIL. “Nadie puede vivir sin agua. Pero frente al abandono por parte del Estado, la gente debe continuar consumiendo el agua de los ríos contaminados con petróleo. Con esa agua hacen su chapo, su masato, de ahí sacan sus peces. Es una realidad tan cruel”, dijo Rusbel Castornoque, líder del pueblo Kukama, durante el X Fospa Brasil, realizado del 28 al 31 de julio en la ciudad de Belem Do Pará.
“La extracción de petróleo nos trajo desgracia en la vida. Ahora todos estos pueblos tienen metales pesados en su sangre. Tienen enfermedades que no se conocen, no saben con qué curarlas, y tienen que morir lentamente. Es inhumano”, añadió ante representantes indígenas de nueve países de la Panamazonía, y en representación de la Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca (Acodecospat).
Remarcó que adultos mayores, niños, niñas y adultos vieron peligrar la seguridad alimentaria en sus comunidades; y que denunciaron esta situación, pero nada cambió. “¿Qué dice el gobierno peruano? Que en los ríos Pastaza, Corrientes, Tigre y Marañón se ha controlado la contaminación. Pero es mentira”, sostuvo Castornoque.
La realidad que viven los pueblos Kichwa, Awajún y Shawi, en la región San Martín, también fue compartida. Al respecto, la líderesa de la Federación de Pueblos Indígenas Kechua Chazuta Amazonas (Fepicheka), Marisol García Apagueño, dijo: “Estamos preocupados porque se han creado dos áreas de conservación, pero sin consulta previa, cuando nosotros lo único que hacemos es aprovechar de manera sostenible los recursos que hay”.
La lideresa kichwa agregó que sus demandas son justas, pues no reciben la retribución respectiva ante el impacto que las actividades de las empresas ocasionan en los pueblos indígenas de esta parte del país, informó el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (Caaap).