El líder del cártel de Los Zetas, Omar Treviño Morales, alias el Z-42, fue detenido en San Pedro Garza García, Nuevo León (un estado fronterizo al norte de México). De esta manera, esta organización vuelve a sufrir un golpe en su ya debilitada estructura de mando.
Omar Treviño asumió en 2013 el mando de este cártel, tras la caída de su hermano Miguel Ángel, el legendario Z-40, famoso por las decapitaciones masivas y la práctica de morder el corazón de sus víctimas.
Los Zetas se formó con desertores del ejército mexicano. La organización comenzó como el brazo armado del cartel del Golfo, liderado por Osiel Cárdenas (capturado en México 2003 y sentenciado en 2010 en EE.UU., quien sometía a torturas bestiales a sus enemigos, los mutilaban y decapitaban; el Z-40 sacaba los corazones a sus víctimas aún vivas.
Muchas veces grababan sus aberraciones en vídeo y las colgaban en YouTube. Cuando querían hacer desaparecer cuerpos, eliminaban los rastros con diésel o ácido, o los quemaban en barriles de aceite en llamas.
Omar Treviño fue jefe de este sanguinario cartel en la época de su declive. Inmersa en continuas guerras con otros grupos y atacada como objetivo preferente por el Ejército, la organización ha visto cómo estos últimos años sus filas disminuyen y sus plazas fuertes caían.
A Treviño se le atribuye una implicación directa en hechos como la desaparición de 300 personas en Coahuila en 2011 por una venganza. De todas maneras, su captura es un nuevo éxito en la lucha contra el crimen en México. La semana pasada se logró la detención de Servando Gómez Martínez, alías La Tuta, líder de Los Caballeros Templarios.
Este avance ha coincidido con una fragmentación de las grandes organizaciones criminales, que ha dado paso a una constelación de pequeños grupos que se disputan el botín dejado por sus hermanos mayores. Un fenómeno del que no se han librado Los Zetas. En el norte de México, en estados como Tamaulipas, han entrado en una guerra contra el cartel del Golfo que los ha debilitado.