Para los chicos del colegio Villa Virgen en el Vraem hablar de Piura, Lima, o Tacna es lo mismo que hablar de Madrid, París o Calcuta. Aunque tres de esas ciudades pertenezcan a su país, para ellos son lugares tan distantes, que los imaginan al otro lado del mundo, de su mundo.
Viven rodados de la tupida selva amazónica, muy mal conectados por carreteras de lodo y piedra, bajo chubascos y tormentas de agua y fuego. A su alrededor se libra una guerra contra los remanentes de Sendero Luminoso que aliados con el narcotráfico enfrentan a soldados y policías del Perú.
Sus padres son agricultores que lo mismo cultivan café que coca, y ésta última no solamente para “chacchar”. Allí, en medio de un problema social literalmente explosivo, un soldado de la patria, un mayor del ejército quiere hacer una biblioteca.
El mayor Carlos Freyre conoce perfectamente la realidad del Perú: últimos en el mundo en comprensión lectora y matemática, sabe que esos chicos, como millones de otros muchachos peruanos, asisten a escuelas que no les darán la oportunidad de salir de la pobreza porque casi la totalidad de ellos terminará el colegio siendo incompetentes para comprender lo que leen.
Armado hasta los dientes, lo que ahora quiere hacer no es solo cargar el fusil y las granadas. Sabe que está allí para librar una guerra, pero cree que ayudar a la gente no es enfrentarse a ella. Y por eso, en una campaña en la que cada oficial adopta una escuela, a él se le ocurrió, con la ayuda de sus amigos, llevar una biblioteca.
“Nosotros hemos venido aquí a pacificar esta parte del país –dice el mayor- ¿Es una biblioteca inusual en el Vraem? Si en Lima lo es, imagínate aquí. Por eso, la idea ha sido bien recibida por la comunidad. Sería encantador que cada escuela posea una, pero ese es un proyecto inmenso, tan inmenso como las necesidades de los peruanos de este lado del país”, señala.
Las escuelas del Perú carecen de bibliotecas. No hay dirección de bibliotecas escolares en el Ministerio de Educación. Por eso, ocupar los últimos lugares en las pruebas internacionales Pisa, es lógico: sin cancha de futbol ni pelota, no hay futbolista. Sin bibliotecas, no hay lectores. Sin lectores, no hay científicos, artistas, profesionales.
“Mis hombres son conscientes del valor de un esfuerzo como este. El solo hecho de trasladarnos hasta aquí ya es un problema. Pero todos le ponemos `punche´ al tema: esperamos legar un Perú mejor del que encontramos a las futuras generaciones. Nadie nos va a regalar un país, tenemos que hacerlo nosotros. Y hay que hacerlo a `bibliotecazos´. Es una de las formas, pero la mejor manera es tener la intención y llevarla a cabo”, refiere.
Dado que el objetivo es educar a esos niños, la pregunta es si resulta posible enfrentar a Sendero Luminoso con educación:
“Nuestro desconocimiento sobre este fenómeno hace que minimicemos su plano intelectual. Simplemente es `el enemigo´, `lo equivocado´ o `lo violento´; y no comprendemos que ellos basan su comportamiento en cierto tipo de educación. Que sus parámetros son erróneos para nosotros, creo que no tenemos duda, pero eso no significa que ellos carezcan de una idea y una lógica del mundo. Esa es su educación. Y a la educación solo se le combate con otra educación; una educación provista de un mensaje de no-violencia, en la búsqueda de un mundo mejor, donde hallarán las oportunidades que la violencia no les daría nunca”, manifiesta Freyre con convicción.
CUANDO VIVÍAMOS EN PELIGRO
La temperatura en Villa Virgen supera los 38 grados en tiempo de lluvia y sube un poco más en la estación de seca. Es una selva a orillas del río Apurímac y como muchos de los pueblos de esa región, la población está conformada por colonos que recalaron allí buscando tierras para la agricultura a mediados de los años sesenta. Cuando se inició el terrorismo en los años 80, la población sufrió lo indecible. Parte de este territorio abarca la bastante mencionada “Oreja de Perro”.
“Hay una frase que me ha quedado impregnada de mis conversaciones cotidianas con los pobladores, que identifican a la década de los años ochenta: `cuando vivíamos en peligro´ suelen decir -sostiene el oficial-. Los niños vienen de los diferentes anexos que conforman en el centro poblado; hay muchos, y están muy dispersos. Nosotros venimos a representar al Estado. Controlamos desde el pase de la gente hasta los problemas que se suscitan entre ellos. Es un mundo muy difícil, la luz eléctrica proviene de una pequeña central construida por el propio esfuerzo de la población. Eso es todo. Todo es más difícil, incluso ser legal es complicado.”
Allí, en ese espacio, Freyre, que además es escritor, y tiene varias novelas y guiones de cine en su haber, ha decidido construir la primera biblioteca donde los niños podrán desarrollar su hábito lector, viajar no solo a Lima o Piura sino a Madrid, Madagascar o Taiwán, porque leer es viajar y hablar con cualquiera, esté o no esté en este mundo: el mayor ha pedido ayuda a sus amigos y, seguramente, ellos se la darán (InfoRegión).