Las normas legales que persiguen el delito de la trata de personas en nuestro país son de las más avanzadas a nivel continental, pero lamentablemente su aplicación sigue siendo insuficiente lo que no permite, por ejemplo, brindar la debida protección a las víctimas y a los denunciantes de estos crímenes.
Lo expresó Alberto Arenas, coordinador de la organización no gubernamental Capital Humano y Social Alternativo, en el marco de la Cruzada Nacional contra la Trata de Personas en nuestro país y que tiene a Madre de Dios como uno de sus principales escenarios, especialmente en los prostibares ubicados en las zonas de minería informal.
“Madre de Dios es uno de los lugares de destino más frecuentes de víctimas en el sur del país y en la zona amazónica, donde según las estadísticas se registran más de mil peruanos adolescentes trabajando en los bares y cantinas ubicados en los lavaderos de oro”, indicó en entrevista exclusiva con el programa Diálogo Ciudadano, que se emite por Radio Aurora en co producción con INFOREGION, Agencia de Prensa Ambiental.
Explotación en zonas auríferas
El representante de CHS Alternativo indicó que la localidad de Urcos, en la región Cusco, es uno de los principales puntos de captación de víctimas y embarque de menores de edad con fines de explotación hacia las zonas auríferas o forestales de la vecina región amazónica, teniendo como destino final Mazuko, Huepetuhe y Laberinto, principalmente.
Las falsas ofertas de empleo son el principal mecanismo de captación de las víctimas, debido a que las organizaciones dedicadas a este delito recurren a los más sencillo: apela a las necesidades económicas y laborales de los jóvenes de los lugares más apartados del país, para engañarlos con falsas promesas y trasladarlos hacia las áreas de explotación laboral o sexual, agregó Arenas.
También destacó que ya se han dado dos sentencias importantes de 30 años, otras dos de veinte años de cárcel, y una cruzada nacional contra la trata de personas lanzadas por el Ministerio del Interior.
Sin embargo, las mafias están dispuestas a hacer lo que sea para evitar ser descubiertas, incluyendo el asesinato de sus víctimas, por lo que se requiere mayores esfuerzos del Estado y de la sociedad en general ante lo que es el tercer delito más importante a nivel mundial.