AMAZONÍA. Según datos recogidos por la confederación internacional OXFAM, el 70% del territorio peruano es de bosques (cerca de 74 millones de hectáreas); sin embargo, más de 150 mil hectáreas de bosques primarios de la Amazonia peruana están en peligro ante el aumento de plantaciones de palma aceitera.
El portal web NuestrosDerechos reportó que las plantaciones de palma se dan a partir del arrendamiento de tierras de campesinos, en las que se siembran con alto uso de agrotóxicos y fertilizantes, se usan grandes cantidades de agua para la producción y para el procesamiento del aceite extraído, lo que ocasiona la destrucción de los suelos por medio de erosión y salinización.
“Estamos sufriendo por la contaminación del agua. Nuestra comunidad, desde la llegada de la empresa Grupo Palmas, ha visto afectada la quebrada Yanayacu. Ellos [la empresa] han hecho lo que han querido. Ya no podemos tomar el agua de esa quebrada porque sale bien salada. Ni peces se encuentran por la contaminación”, afirma Jovina Chilcón Rojas, defensora ambiental.
El monocultivo de palma aceitera representa una forma de acaparamiento y destrucción de la tierra y sus ciclos naturales, al utilizar grandes cantidades de agua, lo que ocasiona la sequía de ríos, arroyos, lagunas y manantiales cercanos a las plantaciones. En consecuencia, se generan problemas de acceso para las familias, en especial para mujeres, niñas y niños que suelen ser quienes se responsabilizan de garantizar el agua para uso doméstico y agrícola en las zonas rurales.
“Nosotros nos sentimos afectados por la contaminación que estamos viviendo. Del aire y del suelo. Es algo penoso porque no podemos producir nuestro propio alimentos como antes lo hacíamos. La empresa aceitera, del Grupo Romero genera trabajo pero a costa de qué. Son miles de hectáreas que se están perdiendo. Los empresarios vienen con documentos y vulneran nuestros derechos y los gobernantes no ayudan en la titulación. Los campesinos no podemos superarnos y no nos dan el apoyo. El Estado no llega a nuestras comunidades”, afirma Vannesa Vilchez García, miembro de la comunidad campesina La Esperanza y defensora ambiental.
Este problema no es nuevo. En el año 2019, los pobladores del caserío San Pedro de Mayrujay, que se encuentra en el distrito Teniente César López Rojas, de la provincia del Alto Amazonas, a poco más de 10 kilómetros de Yurimaguas, han dejado de consumir agua debido a la contaminación. Desde hace años, los reclamos de 14 comunidades asentadas en los valles del Shanusi, Huallaga y Caynarachi, del Alto Amazonas, no son escuchados. La contaminación, desviación y destrucción de sus afluentes naturales parece ser un problema que nunca acabará.
Fuente: Portal NuestrosDerechos.pe