Por el Día Internacional de la Mujer es importante reconocer las brechas que todavía atañen a las mujeres en el ámbito formal e informal y en un contexto de cambio climático. Recordemos que las mujeres son las que comúnmente se encargan del cuidado del hogar, labor que puede demandar 25 horas a la semana más que los hombres. Asimismo, el tiempo invertido en el cuidado de los ecosistemas, la gestión del agua y las cuencas recae comúnmente sobre las mujeres.
“Tradicionalmente las mujeres de las comunidades son las responsables de preservar los conocimientos tradicionales de generación en generación. Por ejemplo, en las zonas altoandinas son ellas las que saben qué plantas medicinales se pueden utilizan”, refiere la ministra Fabiola Muñoz al reconocer el valor de la mujer en diferentes entornos.
Agrega que hoy muchas mujeres de la Costa, Sierra y Selva del país están trabajando por adquirir mayor independencia y lo hacen poniendo en valor productos propios de nuestra biodiversidad como la chambira, copoazú o la castaña.
“Eso hace que las mujeres obtengan mejoras económicas que, en muchos casos, les permiten salir del círculo de violencia”, enfatiza Muñoz. Además, eso les permite contribuir con la seguridad alimentaria y fortalecer otros rubros como la gastronomía, el turismo y actividades complementarias.
Sin embargo, por lo general, las acciones de las mujeres no son valoradas y persiste el poco acceso a los espacios de toma de decisión. “Menos del 5% de las Juntas de Usuarios en el país son dirigidas por mujeres; cuando ellas muchas veces son las principales responsables en el manejo de cuencas y el agua en sus comunidades”, acota Muñoz.
Mujer y medio ambiente
El Ministerio del Ambiente (Minam) reconoce que las brechas de género acentúan la vulnerabilidad de las mujeres ante los efectos del cambio climático, limitando su capacidad adaptativa a los nuevos entornos y en las acciones para contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero.
Por tal razón, como señala Muñoz, uno de los retos más importante es incorporar los enfoques de género, intercultural e intergeneracional en todas las decisiones y acciones del sector.
Un ejemplo de ello es que en el año 2019 se logró la participación en un 60% de mujeres durante el proceso de consulta previa del Reglamento de la Ley Marco sobre Cambio Climático; y se establecieron buenas prácticas como la generación de espacios de participación exclusiva para mujeres indígenas con talleres informativos que facilitaron su presencia al contar con un entorno de cuidado de sus hijas e hijos.
La Ley Marco sobre Cambio Climático, la Estrategia Nacional de Cambio Climático y la Estrategia Nacional sobre Bosques y Cambio Climático también han logrado incorporar el enfoque de género y los enfoques transversales de intercultural e intergeneracional en sus respectivos documentos de planificación ambiental.
El Minam, además, ha realizado una revisión de las 153 medidas de adaptación y mitigación para incorporar los referidos enfoques transversales. También está analizando medidas para encontrar otras formas potenciales de transversalizar los enfoques al realizar acciones de formación y asistencia técnica permanente en articulación con el Ministerio de Cultura, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y la Secretaria Nacional de Juventud.
“En el sector ambiente siempre decimos que pensamos en las futuras generaciones. ¿Pero estamos realmente incorporando a las presentes? ¿Estamos considerando las preocupaciones que tienen los jóvenes o los adultos mayores?”, reflexiona la ministra en esa búsqueda por una sociedad más diversa e igualitaria.
El involucramiento es de todos y todas
La ministra Muñoz indica que es fundamental que los hombres también se involucren en la búsqueda de cambios. “Las mujeres son las que generalmente reciben la carga de formar a los hijos e hijas. Pero los hombres también tienen cosas maravillosas que pueden aportar. Por eso es importante trabajar en el tema de las nuevas masculinidades”, precisa.
Añade que para que un niño o niña adquiera seguridad necesita desarrollarse en un entorno seguro más allá del tipo de familia donde se desarrolla (monoparental, extensa, entra otras).
Así las cosas, es necesario reconocer que hoy por hoy nuestras acciones todavía están determinadas por roles de género, y si somos indiferentes a esta realidad, los esfuerzos que se hacen por garantizar los derechos de las mujeres y hombres en todos los ámbitos ponen en riesgo la capacidad de producir cambios sostenibles, efectivos y equitativos en el largo plazo.
El Dato
La Política Nacional de Igualdad de Género (PNIG), promulgada el año pasado mediante Decreto Supremo N° 008-2019-MIMP, expresa la voluntad política de abordar de manera integral la discriminación estructural en contra de las mujeres en todos los niveles de gobierno mediante lineamientos y servicios que buscan revertir las causas de la discriminación. Se trata de una herramienta fundamental para eliminar barreras y esquemas de desigualdad en la sociedad.