En lo que va del año, 75 trampas explosivas fueron instaladas en los cultivos ilegales de coca por parte de agricultores empeñados en evitar la erradicación, ocasionando un saldo de 1 muerto y 18 heridos en el equipo de trabajadores del Proyecto Especial CORAH, así como de 13 policías y 2 civiles heridos.
Por ello y con el objetivo de evitar la muerte de más personas y detener la irresponsable instalación de minas artesanales y explosivas en los cultivos ilegales de coca, el Ministerio del Interior lanzó desde esta semana la campaña preventiva «Campos que matan» que busca sensibilizar a la población cocalera sobre el peligro que significa para la vida humana, el terrorismo asociado al cultivo ilegal de coca y el tráfico ilícito de drogas.
La campaña que se difunde en los principales medios informativos de Pucallpa, Tingo María y Tocache, exhorta además a la población a denunciar ante las autoridades la realización de estas peligrosas y mortales prácticas.
Trabajadores, policías y civiles
A lo largo de este año, la labor de los erradicadores del Corah se dificultó por las constantes explosiones de trampas y minas artesanales instaladas en medio de los cultivos de coca no empadronados por ENACO, que buscaron amedrentar y dañar a los trabajadores del Corah y detener la erradicación de cultivos ilegales.
Fueron en total 75 trampas que ocasionaron la muerte de un trabajador del Corah mientras 18 quedaron heridos, así como otros 13 efectivos policiales que proporcionaban seguridad a los grupos de erradicación encargados de reducir las hectáreas cultivadas de coca y evitar el incremento de la producción de drogas cocaínicas.
Pero además, las trampas explosivas, sembradas en forma indiscriminada, ocasionaron asimismo muertos y heridos entre la población civil, como el poblador Manzueto Donato Domínguez Ulloa, quien falleció en el acto tras pisar accidentalmente una trampa cazabobo, mientras retornaba a su chacra ubicada en las cercanías de Tocache.
Días después, el menor de iniciales JMV, de 12 años, fue herido por una trampa explosiva a inmediaciones de Río Blanco, en Pólvora, Tocache y su madre, Petronila Viera Tantapoma no vaciló en caminar varias horas hasta Pucará, donde se ubicaba el campamento de los erradicadores del Corah, para solicitar auxilio y salvar la vida de su hijo a quien la carga explosiva le fracturó una pierna y le produjo severas hemorragias.
El esfuerzo de la madre no fue en vano pues de inmediato, un helicóptero partió de la Base Policial de Santa Lucía y trasladó al menor herido hasta el Hospital de Tocache.
«Campos que matan» pretende detener más muertes, sensibilizar a la población sobre este grave peligro e involucrar a la comunidad en la disminución de esta práctica mortal.