La lactancia materna reduce el riesgo de infecciones diarreicas, una causal de anemia por pérdida de nutrientes como el hierro, explica la directora general del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición, Nelly Zavaleta.
«La lactancia protege al niño para que no sufra diarreas, pero si ocurren, la intensidad y la severidad es mucho menor. El bebé que lacta se recupera más rápido», señala.
En ese sentido, la especialista del Ministerio de Salud (Minsa) recuerda que la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los seis meses de vida, sin incluir ningún otro tipo de alimento o bebida.
«A partir de los seis meses, inicia su alimentación complementaria y continua con la lactancia materna hasta al menos los dos años de edad, pero acompañada de suplementos como los micronutrientes en polvo o la papilla enriquecida con hierro», anota Zavaleta.
Los niños menores de un año tienen las necesidades de hierro más elevadas que en cualquier otro momento de la vida, por su elevada velocidad de crecimiento. Hasta los seis meses su requerimiento (0,27 mg/día) es cubierto básicamente con las reservas que obtuvo durante la gestación, a partir de los 6 hasta los 12 meses su necesidad se incrementa hasta los 11 mg/día.
Cabe recordar que el Ministerio de Salud ha establecido una normativa que dispone el contacto piel a piel entre la madre y el recién nacido inmediatamente después del parto, y promueve el corte del cordón umbilical dos a tres minutos luego del nacimiento, porque otorga al bebé una reserva de hierro que lo protege de la anemia durante los primeros seis meses de vida.
De esta forma se refuerza el vínculo entre madre e hijo y se asegura el inicio de la lactancia materna durante la primera hora de vida, se informó a INFOREGIÓN.