La Tierra no se detiene

Estamos a punto de concluir el año 2020, año difícil para todos por la presencia de la COVID-19, y aun así nuestro planeta Tierra no ha dejado de seguir con su evolución y la ocurrencia de eventos naturales propios de dicho proceso. De estos, los más importantes y sorprendentes son los sismos y las erupciones volcánicas; ambos, en escasos segundos y/o minutos, pueden destruir todo lo que el hombre ha construido en décadas y/o siglos sobre la superficie de la Tierra. En el Perú, estos peligros para la sociedad son estudiados y monitoreados por Instituto Geofísico del Perú (IGP) mediante dos de sus servicios: el Centro Sismológico Nacional (CENSIS) y el Centro Vulcanológico Nacional (CENVUL).

Respecto a los sismos, durante el presente año, el IGP ha reportado la ocurrencia de más de 750 eventos que han afectado a nuestro país de diferente manera. El 70 % de estos sismos presentó sus epicentros frente a la línea de costa, como resultado del proceso de colisión de las placas de Nazca y sudamericana. El otro 30 % de los sismos tuvo su origen en la deformación de la corteza a lo largo de la zona andina, además de los sismos que ocurren a profundidades entre 100 y 700 km. En 2020, los sismos superficiales ocurridos en la localidad de Tarata (Tacna) y en la zona del cañón del Colca (Arequipa) fueron los de mayor preocupación y alarma para la población.

El sismo de Tarata, ocurrido el 26 de julio con una magnitud de M4.1, fue producto de la reactivación de la falla Pacollo, ubicada muy cerca del volcán Purupuruni. Más de 250 réplicas se registraron en 60 días, lo que mantuvo a la población local en alerta y preocupación ante la posible ocurrencia de sismos de mayor magnitud. En el caso del cañón del Colca, la presencia de fallas geológicas y la actividad eruptiva del volcán Sabancaya han mantenido alerta a lo largo del año a la población de más de 8 localidades ubicadas a lo largo del valle.

En realidad, estos sismos no guardan relación con la importante deformación que se viene acumulando en la costa de la región sur del Perú desde 1868, zona donde el IGP ha informado repetidamente que debe ocurrir un sismo de gran magnitud. Los daños y efectos serían cuantiosos, no por la magnitud del sismo, sino porque las ciudades han crecido de manera desordenada sobre zonas de alto riesgo por el tipo de suelo y morfología, además de hacerlo con viviendas de materiales inadecuados. 

Ante esta cruda realidad, el IGP, con el apoyo del Ministerio de Economía y Finanzas, está en plena ejecución del proyecto de Sistema de Alerta Sísmica Peruano (SASPe), con el cual ya no solo emitirá reportes de los sismos percibidos, sino que alertará el arribo de las ondas sísmicas de grandes terremotos que podrían afectar a nuestras ciudades. IGP: «Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar».

Fuente: IGP