ROMA. En vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua de 2023, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) ha pedido que se aceleren las inversiones para ayudar a los pequeños productores de los países en desarrollo a acceder a los recursos hídricos cada vez más escasos y a gestionarlos ante un clima cambiante y unos fenómenos meteorológicos más extremos.
“La seguridad alimentaria no se logrará sin la seguridad hídrica. El agua es indispensable para producir alimentos, pero los pequeños productores cada vez afrontan más dificultades a la hora de acceder a los recursos hídricos necesarios para atender sus cultivos y alimentar a su ganado. Esta situación genera sufrimiento, migraciones y conflictos”, dice Jyotsna Puri, vicepresidenta adjunta del Departamento de Estrategia y Conocimientos del FIDA. “Hay soluciones, pero es necesario invertir más fondos para que millones de pequeños productores accedan a ellas.”
En total, unos 3200 millones de personas viven en zonas agrícolas que experimentan una escasez de agua grave o muy grave y, de ellas, 1200 millones —en torno a una sexta parte de la población mundial— viven en zonas agrícolas con problemas muy serios de disponibilidad de agua. Aunque los pequeños agricultores producen un tercio de los alimentos a nivel mundial y hasta el 70 % de los que se elaboran en los países en desarrollo, cada vez afrontan más dificultades vinculadas al agua a causa del cambio climático. Desde el año 2000, la cantidad y duración de las sequías han aumentado un 29 %. El crecimiento demográfico hace que aumente la demanda de agua, lo que a su vez genera una escasez de recursos hídricos.
“La única solución es optimizar el agua y no desperdiciar ni una gota. Las infraestructuras hídricas de menor tamaño, las mejoras en la gestión de los suelos y los recursos hídricos y las soluciones naturales, como la agrosilvicultura, pueden contribuir en gran medida a garantizar que los pequeños productores dispongan del agua que necesitan”, ha añadido Puri. “Las inversiones de los sectores público y privado deben aumentar para acelerar la incorporación de soluciones locales y de técnicas que ya hayan obtenido buenos resultados”.
Las necesidades de inversión son ingentes. Por ejemplo, en la región de Asia Oriental y el Pacífico se precisa un total de USD 6 800 millones anuales de aquí a 2030 para ampliar y aumentar la eficiencia de los sistemas de riego, así como para sacar el máximo partido a las mejoras relativas a la gestión de los recursos hídricos.
Según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), a pesar de que las inversiones relacionadas con el agua tienen una sólida justificación económica, los flujos financieros no se corresponden con las necesidades de inversión. Por ejemplo, en África Subsahariana, aunque la ampliación de los sistemas de riego en pequeña escala puede resultar rentable y beneficiar a entre 113 y 369 millones de habitantes de las zonas rurales, el acceso a la financiación y el crédito supone un obstáculo importante para acceder a los equipos de riego y recogida de agua, a lo que se suman los problemas relativos a la tenencia de la tierra.
“En vista de la magnitud de las necesidades financieras y de la intensificación del cambio climático, se antoja necesario crear nuevos instrumentos financieros innovadores con miras a movilizar, lo antes posible, contribuciones millonarias del sector privado y canalizar los fondos, la infraestructura y los conocimientos especializados en beneficio de los pequeños productores”, ha añadido Puri.
Los instrumentos de financiación combinada, que utilizan estratégicamente la financiación para el desarrollo con el fin de movilizar las inversiones privadas, los bonos verdes o sostenibles y las asociaciones público-privadas son algunos ejemplos de instrumentos financieros. El FIDA aboga también por diseñar proyectos financiables relacionados con el agua, cuyas fuentes de ingresos estén claramente definidas y que dispongan de modelos operacionales viables y atractivos para los inversores privados.
El Fondo es uno de los principales inversores en soluciones relativas al agua que benefician a los pequeños productores. Actualmente, las inversiones del FIDA en proyectos y actividades de este tipo ascienden a USD 2850 millones. El Fondo respalda proyectos que invierten en depósitos de agua, sistemas de recogida de aguas pluviales, técnicas de gestión del suelo que permiten mantener su humedad, sistemas de riego en pequeña escala y sistemas de riego por goteo, así como en soluciones naturales como la agrosilvicultura y la restauración de los ecosistemas. Asimismo, colabora estrechamente con las comunidades rurales, los gobiernos locales y los proveedores de agua con el objetivo de mejorar la asignación y la gestión de los recursos hídricos.
El FIDA defiende que se aborden de manera conjunta las cuestiones relativas al agua, la seguridad alimentaria y la energía, con miras a seleccionar las mejores soluciones locales cuando se diseñen los proyectos junto con las comunidades autóctonas.