Uno de los capos de la mafia multinacional pescada en Piura hace una semana con casi 4 toneladas de cocaína guardaba un sorprendente secreto. Se trata del colombiano Edwin Valenzuela (34), quien aparece en la lista de 373 narcotraficantes indultados por la Comisión de Gracias Presidenciales del gobierno aprista, que dirigió Miguel Facundo Chinguel, hoy preso en el penal San Jorge.
Valenzuela fue detenido como cabecilla de una banda que traficaba cocaína a través de Serpost, el 24 de mayo del 2004.
La Policía determinó que Valenzuela estaba a cargo de preparar y acondicionar la droga, por lo que fue sentenciado a 12 años de prisión por tráfico de drogas en 2004.
En 2009, sin embargo, Facundo Chinguel le redujo la pena a la mitad y el colombiano obtuvo su libertad en mayo del 2010.
Tres años después, vuelve a los titulares. La Policía lo detuvo junto con otros 16 miembros de una organización que pretendía enviar casi 4 toneladas de cocaína a Letonia desde el puerto de Paita, en Piura, el martes 8 pasado.
Junto con Valenzuela cayeron varios peces gordos: los militares peruanos en retiro Jorge Pereda (36), exoficial de la Marina, y Renzo Rodríguez (41), un exoficial del Ejército.
También fueron detenidos Enrique Tato (50), un exfuncionario de la Gendarmería argentina, el mexicano Guillermo Beltrán (50), el israelí Haim Lewy (56) y los colombianos Hernán Jiménez (42), Germán Ortiz (42) y Diego Grajales (35). Toda una red multinacional.
EL ZARPAZO
Un equipo de 25 agentes de la División de Investigación de Tráfico Ilícito de Drogas (Divitid), del Grupo de Inteligencia ‘Escorpión’ y de la División de Investigación Especial (Divinsep) le seguía el rastro al cártel desde hace un año. Cuando se tuvo confirmación de la droga, se activó la alarma.
Los policías rompieron las puertas del local donde opera la Empresa Distribuidora San Francisco, ubicada en la comunidad campesina Buena Esperanza de Paita, el martes 8.
Primero abrieron un contenedor de la empresa Maersk, donde descubrieron 3.7 toneladas de cocaína líquida escondida en 700 sacos de polietileno con aletas y filetes de pota congelada.
Después allanaron un segundo contenedor, propiedad de la empresa Northern Fishing EIRL, con 300 ‘ladrillos’ de cocaína en polvo camuflados entre sacos de aleta de pota.
Los trabajadores aún estaban acondicionando los paquetes. Cayeron con las manos en la coca.
A juzgar por el descomunal volumen de cocaína decomisado, la Policía no duda de que se trate de una de las organizaciones más grandes de los últimos tiempos. (Américo Zambrano-Álvaro Arce/Cortesía Caretas)