“No debemos terminar hablando tan monocordemente en una o dos lenguas”, afirma María Pía Matta, presidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias. Más de la mitad de las seis mil lenguas que se hablan en el mundo habrán desaparecido hasta finales de este siglo, si no se hace algo en contra.
En el foro “Radio y Lenguas Minoritarias”, en el Parlamento Europeo, representantes de radios comunitarias y de lenguas minoritarias juntan esfuerzos para tomar cartas en el asunto.
PROTECCIÓN DE LA DIVERSIDAD CULTURAL
Por el lado de Europa, se habla de 60 lenguas minoritarias, 330 minorías y 50 millones de personas. En América Latina, se trata de los idiomas de millones y millones, que usan lenguas calificadas de minoritarias simplemente porque no son oficiales.
Una reciente resolución del Parlamento Europeo en apoyo a la diversidad cultural que representan esas lenguas lleva agua a los molinos de las radios que emiten sin ánimos de lucro. Por el lado americano, los instrumentos de la legislación internacional en cuanto a derechos humanos han servido para la defensa de emisiones en lengua indígena.
Esta fue la base, por ejemplo, para que el Estado de Chile haya sido sentenciado por el Comité de Derechos Humanos de la ONU a la entrega de 40 frecuencias de radio para los mapuches. Y aunque la sentencia no es vinculante, así Matta, ha aportado al proceso. “Cuando hablamos de radios comunitarias, hablamos de derechos humanos”, afirma la especialista.
Significativo es el aporte de la radio comunitaria a las lenguas de minorías, según explica a DW Agus Hernan de la radio vasca Antxeta Irratia: “Como no tiene ánimo de lucro y tiene que estar imbricada en su comunidad, aporta al dial un color diferente. Una radio comercial va a adecuar el programa para vender más publicidad, una radio pública representa los intereses del Estado. Una radio comunitaria da la voz a sectores sin acceso a las anteriores y, en muchos casos, aporta un servicio específico a la lengua minoritaria en peligro de desaparición”.
FALTA DE PERSONAL
Los problemas no son pocos: “somos radios generalistas, y para tratar los temas no siempre tenemos alguien en lengua vasca. Tenemos que hacer traducciones. El hecho de trabajar en una lengua minoritaria supone una formación diferente”, explica Hernan.
Y en el otro continente: el hecho de que Argentina –que junto con Uruguay son un ideal en cuanto al apoyo al tercer sector- haya hecho posible un canal de 24 horas en mapudungun conllevó problemas de falta de personal. Y los mapuches chilenos pasan la frontera para aportar a las emisiones.
ILEGALES, PERSEGUIDAS
A todo esto se suma el asunto de la legalidad. “En España todas las radios comunitarias, menos dos, son ilegales. En Francia todas son legales. En Hungría cerraron una radio en romaní”, explica Hernan.
En orillas americanas, Guatemala, con 80% de población indígena, es el extremo más oscuro. Las frecuencias se subastan, quien más ofrece se las lleva. Pero, “las comunidades mayas no tienen medios para acceder a una frecuencia de radio y han empezado a tomárselas. A los radialistas se les aplica el derecho penal y son castigados con cárcel y multas económicas”, explica Matta. La situación de criminalización por uso ilegal de frecuencias se repite en las comunidades amazónicas al interior de Brasil, Perú, o Ecuador, y en las Antillas.
OTROS CRITERIOS
¿Su sintonía? “Las 14 radios comunitarias de la Amazonía que conozco son altamente sintonizadas porque son únicas y se comparten la audiciencia con las grandes radios públicas del Estado brasileño”, responde Matta. No obstante, en su opinión, no debe ser la cantidad de oyentes el criterio para apoyarlas. Más bien: “la radio, que es de acceso universal, que es fácil de hacer, que crea comunidades, es un soporte interesante para salvaguardar estas lenguas”.
Como fuere, ¿por qué apoyar en este contexto a la radio y no a los nuevos medios? “Porque es el único medio que está aguantando. El papel va a desaparecer y las ediciones internet no tienen un modelo económico que las sustente. La radio se escucha fácilmente, en casa, en el coche, en la cocina“, responde Hernan.
“Las frecuencias de radio hasta hoy día han sido otorgadas por los Estados a comunidades o personas, es acceso universal. En Internet hay que pagar el acceso. Y muchas comunidades pobres del mundo no pueden hacerlo”, responde por su parte María Pía Matta, quien ve en el apoyo a la comunicación en lenguas minoritarias uno de los mejores instrumentos no sólo para su conservación, sino para su desarrollo. (Mirra Banchón/Cortesía Deutsche Welle)