En los últimos años los gobiernos han invertido, solo en materia de seguridad, más de cuatro mil millones de soles en el VRAEM. Se creó un Comando Especial con más de tres mil hombres dirigidos por un general del Ejército. Se ha concentrado también lo mejor que tenemos en logística militar y policial: helicópteros, vehículos de transporte fluvial, servicios satelitales, nuevas bases contraterroristas, etc.
Con toda esta maquinaria militar vamos por el sexto año de operaciones que, se supone, tienen el objetivo de recuperar el estado de derecho amenazado por el terrorismo y el narcotráfico. Sin embargo, paradojas de la vida, el VRAEM se ha consolidado como la cuenca cocalera donde se fabrica y se exporta al mundo la mayor cantidad de drogas cocaínicas. El 60% de toda la cocaína del Perú (200 toneladas anuales, aproximadamente) sale de este valle por avionetas hacia Bolivia y Brasil o en camiones hacia los puertos. Las 7.5 toneladas de cocaína encontradas en Huanchaco (Trujillo) se despacharon de este valle.
Lancé varias veces esta pregunta, pero nadie en el gobierno, ni en el Comando Conjunto de las FF.AA se atreve a explicarnos ¿cómo es que en la zona de mayor concentración militar y policial es, al mismo tiempo, la de mayor producción y exportación de cocaína?
Hablemos con claridad, si no se rompe este statu quo entre la presencia de las fuerzas del orden y la actividad boyante del narcotráfico cualquier iniciativa de desarrollo, llámese reconversión productiva o cualquier otra, será un completo fracaso, porque la coca seguirá teniendo compradores y el campesino, pragmático o cínico, no dejará de cultivar algo que tiene buen precio y un mercado asegurado.
Lamentablemente la SUNAT también tiene su cuota de responsabilidad en este desmadre. Hasta ahora sigue con la pólvora mojada en el control de los insumos químicos. De desojar margaritas ha decidido seguir el camino del show mediático del ministro Urresti, mientras tanto, los insumos químicos, como siempre, siguen llegando a los laboratorios de cocaína sin ningún contratiempo.
Como vemos, en materia antidroga en el VRAEM todo está de cabeza. Aunque algunos dicen, más bien, que todo está funcionando de maravillas, claro, se refieren al negocio de la cocaína.
Lo que lo está salvando al Gobierno es la aparición en escena de la Brigada Especial de Inteligencia. Gracias a este pequeño grupo de agentes de la policía y de las fuerzas especiales de la Marina de Guerra y del Ejército se ha conseguido revertir el largo rosario de derrotas. Sin embrago, es bueno aclarar que el objetivo de esta brigada es, principalmente, el terrorismo; lamentablemente no hay nada parecido para perseguir a los narcotraficantes, siendo éstos el principal problema de seguridad no solo del VRAEM sino del país.
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