La minería ilegal está destruyendo la biodiversidad de Madre de Dios, donde los dueños de las empresas dedicadas a este negocio cuentan con personal armado que amedrenta a quien se ponga en su contra. La situación social ha empeorado con el crecimiento de la actividad de estas mineras ilegales y ha hecho crecer de golpe en la Quebrada de Guacamayo el tráfico infantil, de armas, la prostitución y ha llevado a la desaparición de civiles.
A continuación el informe de la revista Caretas sobre lo que ocurre en esta olvidada zona del país.
A la fiebre del oro en Madre de Dios no la frena ni la Virgen, y se está llevando de encuentro la región forestal con mayor diversidad del país. Dragas extractoras de oro en el río Madre de Dios y un desastre ecológico en la Quebrada de Guacamayo son la tónica reciente.
En esta última, la minería ilegal tiene cuatro nombres: Berta Chicani, Alberto Tejada Huamaní, Guillermo Collqui y Marta de Huamán, según ha denunciado el asesor forestal Arnaldo García Valderrama.
“Todos ellos tienen a personal armado dispuesto a disparar y las autoridades no hacen nada. Así han depredado 500 hectáreas de una concesión forestal de 850 hectáreas atribuida al señor Julio Zea Valdivia (75), amenazándolo con las armas”, indicó García el pasado 29 de agosto, tras internarse y filmar los hechos en la zona minera ubicada a la altura del kilómetro 105 de la Carretera Interoceánica.
“Zea Valdivia viene denunciando el abuso a la Dirección de Recursos Forestales, a la Policía y a la Fiscalía Ecológica desde enero de 2008, pero en Puerto Maldonado la autoridad no funciona”, añade García. La concesión estaba dispuesta para actividades de recolección de frutos y reforestación, lo que Zea Valdivia venía cumpliendo.
El domingo 13 de octubre García intentó volver a entrar al área para tomar fotografías, pero fue atacado y su cámara destruida, debiendo huir. En la primera oportunidad, había logrado pasar con la venia de un minero insatisfecho ante las condiciones de vida deplorables. Pero justamente lo último resulta paradójico: mientras los sueldos que cada minero percibe pueden elevarse hasta S/. 800 por turno, la minería ha hecho crecer de golpe en la Quebrada de Guacamayo el tráfico infantil, de armas, la prostitución y ha llevado a la desaparición de civiles.
Por si fuera poco, la actividad en la región produce unas 32,000 toneladas de mercurio anuales, las cuales son arrojadas directamente al suelo y a los ríos. Y en estas mismas aguas se bañan los mineros, sus familias y las personas vinculadas indirectamente con la actividad. Así, el venenoso residuo mineral, comprobado causante de daños al cerebro, al sistema nervioso y a los riñones, pasa a formar parte de sus organismos.
El Falso Dorado
Mientras hasta hace dos años el antiguo bosque virgen de Madre de Dios albergaba palpitante vida, hoy muestra la actividad de alrededor de 64,000 mineros informales (gran parte proveniente de Puno) que, con 8,000 máquinas trabajando las 24 horas, han deforestado 150 mil hectáreas de bosques en la región. Y a esto deben sumarse los desastres ecológicos en el río Huepetue y las actividades también crecientes en el Centro Poblado Masuko, Puerto Laberinto, el Centro Poblado Delta 1, etc. (ver mapa).
Afortunadamente, el Ministerio del Ambiente (Minam), presidido por Antonio Brack Egg, decretó hace dos semanas la prohibición del dragado de oro en los ríos amazónicos. Como era de esperarse, con total desparpajo los mineros ilegales amenazaron con un paro nacional. Un mes y medio antes ya habían realizado una advertencia abierta al presidente Alan García, indicando que no iban a dejar sus zonas ni su actividad por nada.
Claro, el negocio aurífero mueve en la región unos US$ 250 millones anuales, pero nada de esto aporta ni a las arcas del Estado ni al canon minero. Más aún, según el Minam, la minería ilegal en la región representa la extracción del 92% del oro ilegal peruano. Y esto termina afectando también al ecoturismo materdeitano, que cuenta con 35 ecoalbergues que atraen anualmente un aproximado de 100,000 turistas.
Con todo esto, a la medida de fuerza del Minam deben terminar añadiéndose otro grupo de carteras, como Salud, Mujer y Desarrollo e Interior. El caso de Zea Valdivia es uno de tantos problemas que el oro ha traído y urge solución drástica.
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