La erradicación de la coca en el Alto Huallaga

La erradicación de la coca articulada al narcotráfico es uno de los componentes más importantes en la estrategia de intervención contra las drogas. Los criterios que han guiado este trabajo fueron cambiando con el tiempo. En la década de los ’80 y la segunda parte de los ’90, se realizaba con un criterio preventivo, vale decir, se intentaba evitar que la coca termine en los laboratorios de pasta básica de cocaína. En estos años los gobiernos no entendían la necesidad de estrategias integrales donde estuvieran presentes, por ejemplo, los proyectos de desarrollo alternativo.

Probablemente la razón fue porque en el Alto Huallaga no había condiciones mínimas de seguridad. Sin embargo, superados los años más críticos de la violencia terrorista, la erradicación estuvo supeditada (en muchas ocasiones) a parámetros políticos. Se prefería erradicar en las zonas donde los conflictos fueran menores (o inexistentes) y no donde había más coca ilegal. Bajo esta lógica, desde 1975, año en que comienza la historia negra del narcotráfico en Huánuco, hasta el 2012, nunca se erradicó en el valle del Monzón, que representaba el 80% de toda la coca en el Alto Huallaga.

De acuerdo a la información de campo, se podría decir que a partir del año 2000 la erradicación comenzó a acoplarse con los programas de desarrollo alternativo y con la interdicción de los laboratorios de pasta básica de cocaína, vale decir, que la erradicación, interdicción y el desarrollo empezaron a caminar de la mano, en forma articulada como engranajes de una misma estrategia.

Este trabajo se desarrolló principalmente en la región San Martín debido a varios factores: las condiciones de seguridad estaban razonablemente garantizadas (el MRTA que controlaba a toda la región, a excepción de Tocache, fue derrotado en 1991), varias fuentes de cooperación internacional se hicieron presentes en la zona, la erradicación se desarrolló de manera sostenida y se convirtió en el paso previo para los proyectos de desarrollo alternativo y, finalmente, el gobierno regional apoyó a todos estos factores.

En contraste de lo que cotidianamente se escucha a los críticos y opositores de la erradicación, los trabajos del CORAH en Huánuco, antes del ingreso al Monzón, no fueron significativos, empiezan a notarse recién desde el año 2007, donde se erradicaron 3,894Ha, al año siguiente subió un poco más la cifra a 4,515Ha, el 2009 a 5,950Ha y en el 2010 a 6,546Ha.

¿Por qué se erradicó tan poco en Huánuco siendo la región con más coca ilegal?, por varios motivos: primero, porque los defensores de la coca hicieron retroceder sistemáticamente al gobierno nacional utilizando acciones de fuerza, segundo, la presencia disminuida, pero amenazante del grupo terrorista, que ponían en riesgo a la integridad física de los trabajadores del CORAH y, tercero, porque los gobiernos de turno no asignaron presupuestos adicionales, al de la cooperación internacional, para abrir nuevos frentes de erradicación.

En el caso de San Martín la erradicación de la coca ilegal ha sido muchísimo más intensa y sostenida. Hay una razón que podría explicar esto: en esta región sus autoridades, especialmente el presidente regional, se involucraron en la lucha contra las drogas apoyando a este trabajo y a los programas de desarrollo. En Huánuco, el gobierno regional apoyaba pero a las protestas promovidas por las organizaciones cocaleras en contra de la erradicación.

En San Martín, pese a las protestas sociales y a las acciones terroristas, el gobierno central se mantuvo firme con la erradicación. No se tomaron pausas innecesarias. En Huánuco la erradicación se suspendió muchas veces, recordemos lo que pasó el 2011 con Ricardo Soberón como Zar Antidrogas.

En Monzón en dos años de trabajo (2012 y 2013) se ha erradicado más de diez mil hectáreas de coca. Esto es un buen comienzo, sin embargo, la experiencia indica que para expulsar al narcotráfico y a sus quintacolumnistas de este valle probablemente se tendrá que seguir erradicando de manera sistemática por lo menos tres años más.

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