Al ver casos como este, creo que hay cosas que duelen más que los ataques terroristas: jugar con la alimentación de la tropa es una actitud que definitivamente desmoraliza al combatiente que está en el Valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). No puede ser que la institución le pague de esta manera, con algo tan básico como es la alimentación al soldado que lucha contra el terrorismo.
El combatiente se da cuenta perfectamente de que detrás del hedor que emana de su rancho, está el hedor de la corrupción. Se da cuenta de que sus jefes, sus propios jefes, han metido mano en el presupuesto destinado a su alimentación.
La corrupción en el VRAE también mata. Y a diferencia del grupo senderista, la corrupción les da una muerte prolongada, porque afecta alimentación y, de esta manera, su salud.
La corrupción y las emboscadas de Sendero Luminoso están atacando a las Fuerzas Armadas como institución y también la moral de los efectivos.
Pero a este caso de adquisición de alimentos en mal estado hay que sumarle lo que ha pasado con los chalecos antibalas. Y recordemos también el combustible que debía abastecer los helicópteros que sobrevuelan al VRAE y fueron a parar a pozas de maceración y grifos clandestinos: las cosas en las Fuerzas Armadas están tan podridas y malolientes como la comida que reciben los combatientes.
Y no olvidemos lo que pasó tras el secuestro de los trabajadores de Camisea, tampoco cómo los efectivos del Ejército han abandonado a los policías en el VRAE. Todos estos hechos están minando la moral de los peruanos que defienden la democracia, el Estado de derecho. Se les está pagando muy mal.
Es urgente que el presidente de la república, Ollanta Humala, ponga orden y que nadie juegue al gran bonetón de los que eluden las responsabilidades.
Con todos estos hechos, creo que resultan severamente cuestionados no solo los altos mandos del Ejército, sino también el ministro de Defensa. Él no puede seguir lavándose las manos, tratando estos asuntos como si fueran temas administrativos.
Lo que ha ocurrido con las operaciones postsecuestro son hechos muy cuestionables, pues además se ha evidenciado que ho había condiciones mínimas para dar atenciones médica en la zona.
¿En qué se está gastando el dinero si lo que se compra como rancho es cualquier cosa? ¿Qué está pasando con el presupuesto? Los actos de corrupción son golpes que duelen más que los ataques terroristas, y eso desmoraliza en el VRAE.
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