En julio de 2010, Perú y Brasil firmaron un acuerdo energético para desarrollar cinco megaproyectos en la Amazonía peruana con un potencial estimado total de 6700 MW. La idea no solo es satisfacer la demanda interna sino también la demanda energética brasileña. La pregunta que muchos se hacen es, ¿a qué costo?.
Según coinciden muchos analistas, cuando se habla de costos no hay que entenderlo solo desde el aspecto económico. También entran en la evaluación los costos sociales y ambientales. Por lo pronto, los nativos asháninkas de la provincia de Satipo, en Junín, serían una de las comunidades más perjudicadas con la instalación de la represa de Pakitzapango ya que el río Ene es su medio de vida.
“Tanto el río Apurímac, el Ene y el Tambo nos dan la vida, nos dan los alimentos y son nuestro centro de salud. Ahí está toda la medicina tradicional con la que nosotros nos curamos”, afirma David Barbosa, Secretario de la Asociación Regional de los Pueblos Indígenas de la Selva Central.
Los comentarios están cerrados.