Nos ratificamos en nuestra apreciación sombre el Monzón: se ha expulsado al narcotráfico, se ha erradicado la coca articulada a la cocaína, se ha derrotado al terrorismo y a los quintacolumnistas que se hacían llamar ‘dirigentes cocaleros’. Es decir, la policía antidroga y el equipo del CORAH (encargados de la erradicación) cumplieron con su trabajo de manera impecable. Sin embargo, lo que aún está pendiente es el compromiso de esa parte del Gobierno Nacional que debería estar atendiendo las gravísimas y urgentes carencias de una población que mayoritariamente está en el lado de la extrema pobreza. Los montisonenses siguen siendo ciudadanos de segunda categoría para muchos sectores del gobierno.
El Monzón nació políticamente en el gobierno de Ramón Castilla (1857); es decir, tiene cerca de 160 años de historia y hasta ahora no tiene agua potable, no tiene desagüe, su sistema eléctrico es muy limitado, no tiene un centro de salud con especialidades básicas, es el distrito con mayor índice de analfabetismo y de deserción escolar.
El internet es un lujo disfrutado por muy pocas personas. Los colegios, igual que el palacio municipal, tienen algunas computadoras pero no tienen internet. El alcalde, sus gerentes y demás funcionarios tienen que viajar cuatro horas hasta Tingo María para poder conectarse con el país y el mundo. Esto puede ser más dramático si, como ahora, (temporada de lluvias) se interrumpe el paso vehicular por los continuos huaycos que caen por su difícil geografía deforestada completamente por los cocaleros.
El Monzón necesita acoplarse a la economía regional y nacional. Para eso es imperativo mejorar su infraestructura vial. Hasta ahora sigue solo en calidad de proyecto el asfaltado de su carretera principal que va del centro poblado Bella hasta Chipaco (75 kilómetros). Necesitamos también construir los 70 kilómetros de trochas carrozables que conecten a sus caseríos. Solo de esta manera se podría evitar que el campesino recaiga en la adicción de la narcococa.
A pesar de que es uno de los distritos más empobrecidos del país, la presencia de los programas sociales es absolutamente insuficiente y de cobertura limitada. Muchas personas de la tercera edad no están incluidas en “Pensión 65” porque no tienen documentos de identidad, estos peruanos simplemente no existen para el gobierno. El programa “Juntos” hace dos años los empadronó pero hasta ahora no se ejecuta nada. El “Comedor Popular” llega una sola vez al año. La percepción de la población y de sus autoridades es que siguen siendo el patio trasero, la parte más olvidada y castigada por el Estado.
Precisamente por ello, muchos campesinos de la parte baja de Monzón están volviendo a la coca, especialmente en Tamshi, Sachavaca y Cachicoto. Si no hay nubes extrañas probablemente hasta el monitoreo de coca que realiza Naciones Unidas los podría detectar.
Mientras tanto, nosotros seguiremos insistiendo al Gobierno Nacional la necesidad de declarar al Monzón como una zona de atención prioritaria y actuar en consecuencia. La indolencia tiene que ser castigada, especialmente cuando no se quiere auxiliar a un grupo de personas sepultadas por un alud a pocos kilómetros del cuartel del ejército, donde están como escondidas maquinarias compradas con dinero de todos los peruanos. La población pedía llorando recuperar los cadáveres de sus seres queridos, pero en esa instalación militar nadie se dio por enterado.
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