A ocho horas de la ciudad de Abancay, entre los extensos campos y riachuelos del distrito minero de Challhuahuacho, en la provincia de Cotabambas, se encuentra el caserío de Ccollpayocc. Se trata de una modesta comunidad, dedicada al agro e integrada por 12 familias, que tiene en Kari Aymachoqque Cabrera a su más brillante estrella: en diciembre pasado, esta jovencita de 20 años se convirtió en la primera mujer de la zona que terminó con éxito una carrera técnica profesional, tradicionalmente dominada por hombres.
“Es importante que nosotras, las jóvenes de las regiones, ganemos más espacios para progresar. Por ejemplo, en mi promoción tuve varias compañeras procedentes de todo Apurímac y fue reconfortante compartir con ellas este anhelo de desarrollarnos en un área de tanta necesidad para nuestros pueblos como la tecnología y la informática”, cuenta Kari, quien gracias a sus altas notas en el colegio ganó una beca otorgada por el Estado peruano, a través del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación, para estudiar Soporte y Mantenimiento de Equipos de Computación en el Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial (Senati), sede Abancay.
Nacida en Cusco, pero criada en Apurímac por su mamá Yolanda y su abuela Benedicta, Kari asegura que fueron ellas quienes la animaron a considerar a la educación como sinónimo de desarrollo. Ellas no querían, recuerda, que su única opción al terminar la secundaria fuera ser ama de casa. Su deseo era que Kari tuviera la oportunidad de elegir a qué dedicaría su futuro, por lo que trabajaron sin descanso para costear sus útiles escolares.
“Por las carencias que tuvimos en casa siempre fui consciente de que, si quería cumplir mi sueño y el de mi familia, tendría que destacar para ganar una beca y luego seguir esforzándome para aprovecharla hasta terminar mi carrera”, agrega la orgullosa becaria.
Según cifras del Pronabec, a la fecha hay 92 apurimeñas estudiando una carrera, gracias al apoyo integral del Estado. De ellas, 65 se forman como profesionales en diversas carreras técnicas, entre las que destacan 14 futuras colegas de Kari. Esta cifra casi duplica al número de becarios apurimeños que actualmente estudian Soporte y Mantenimiento de Equipos de Computación: ocho.
“Con tecnología tendremos mejores servicios y más oportunidades de trabajo, sobre todo para nuestras comunidades”, asegura Kari, quien ultima detalles para la creación de su propia empresa, especializada en computadoras, así como un proyecto que empleará páginas web y redes sociales para promocionar los atractivos turísticos de su distrito.
“Todo lo que se propone, lo hace”, augura doña Yolanda al escuchar los planes inmediatos de Kari, la mayor de sus cuatro hijos. Cuando su pronóstico se cumpla, la empresa de esta talentosa jovencita no solo será la primera de su categoría en Challhuahuacho, sino también una importante fuente de trabajo local para sus colegas. Un panorama prometedor, si se considera que, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), los índices de pobreza en la región Apurímac oscilaban entre el 32.9% y el 36.2% en el 2018.
La educación es un sinónimo de desarrollo. Y Kari Aymachoqque Cabrera está dispuesta a demostrarlo.