Jóvenes organizados se involucran en la lucha contra las drogas y el alcohol

En un afán de contrarrestar la cotidiana violencia e inseguridad que los rodea,  miles de niños, adolescentes y adultos de los diferentes distritos, han decidido actuar y se han organizado en la denominadas Coaliciones  Comunitarias y le han declarado la guerra al consumo de alcohol y drogas.


 


En Mariscal Cáceres por ejemplo, en el inmenso distrito de San Juan de Lurigancho, funciona la Coalición Comunitaria zona 6, y desde su creación en febrero de este año, su presidenta Milagros León y su equipo de jóvenes coalicionarios  recorren puerta por puerta alertando a la población contra la venta de bebidas alcohólicas a los niños, que ha aumentado peligrosamente en los últimos años.


 


La tarea por cierto no es nada fácil, la mayoría de veces se estrellan  contra la indiferencia de los padres de familia así como la burla de los adolescentes y la negativa de instituciones del sector


 


Una de sus más jóvenes integrantes, Melchorita, se llena de paciencia para reiterar a los vecinos que existen ordenanzas municipales que restringen la venta y el consumo de bebidas alcohólicas y que es obligación de la comunidad hacerla cumplir, porque, al final de cuentas, la seguridad es tarea de todos.


 


Poco a poco se van haciendo conocidos en el barrio, y se han organizado de tal modo que semanalmente realizan reuniones de coordinación para acordar las acciones de la semana, que varían desde distribuir afiches y volantes, escenificar obras de teatro con mensajes alusivos a una vida sin alcohol y dar charlas de orientación a barrios, colegios, instituciones, cuadras, entre otras actividades.


 


No buscan provecho propio, buscan el cambio colectivo del barrio.  Gerardo, pequeño coalicionario, ya tiene una visión clara a sus cortos 12 años de edad.  Sueña con ver a Mariscal Cáceres convertido en un paraíso y por ello está trabajando duro para lograrlo.


 


El movido barrio de  Conde de la Vega


Otra de las coaliciones comunitarias más activas es la del Cercado de Lima – Conde de la Vega, integrada fundamentalmente por jóvenes que salieron de la oscuridad y hoy la sudan aportando una propuesta de cambio y servicio a su comunidad.


 


Uno de sus líderes Cristian Romero, fue pandillero desde púber hasta los 18 años,y conoció de cerca la violencia, las drogas y la cárcel.  Hoy, gracias al apoyo de instituciones que le vieron cualidades,  salió del lío en que se había convertido su vida  y trabaja y aporta a la comunidad que lo acoge.


 


Conde de la Vega es una de las zonas más bravas de Lima Metropolitana y en donde el consumo de alcohol y comercialización de drogas es muy alto. Con pocos recursos pero mucho empuje, los coalicionarios empezaron a finales del 2005 su labor en este complicado barrio


 


Empezaron con campañas educativas sobre recolección de basura que les costó sangre, sudor y lágrimas, incluidas las constantes vigilias, las coordinaciones con la autoridad, y un paciente trabajo de concientización con cada vecino. 


 


Hoy, el objetivo es tener su propio Telecentro, un espacio de comunicación para jóvenes y en donde se implementará además una biblioteca y un centro de computación con servicio de Internet, el sitio ideal para la lectura y el esparcimiento.


 


Ciudadano involucrado


Esta novedosa propuesta de prevención basa su éxito en lograr involucrar al ciudadano común y corriente, ya sea niño, joven o adulto en las diferentes tareas que tienen como objetivo central lograr el bienestar de adolescentes y jóvenes, alejados de la violencia, el alcohol y las drogas.


 


Estela Roeder, coordinadora del proyecto Coaliciones Comunitarias, que impulsa la  organización Capital Humano y Social, CHS, asegura que la conformación de estas coaliciones de jóvenes le dio un nuevo sentido a las tradicionales organizaciones comunitarias.


 


Por ello reclamó el compromiso de cada vez más ciudadanos y precisó que para el éxito del programa es fundamental que los gobiernos locales asuman su compromiso con la niñez y juventud de su distrito a través del presupuesto participativo.


 


Roedor explicó que en base a un gran y sostenido trabajo, las coaliciones comunitarias ya se han convertido en interlocutoras válidas ante las autoridades


 


Recordó que esta novedosa experiencia de formar coaliciones surgió tras la iniciativa planteada por la oficina de asuntos antinarcóticos de la Embajada de Estados Unidos: NASS en base a una experiencia de trabajo en los Estados Unidos y que ha sido adaptado a la realidad peruana.


 


El proyecto Coaliciones Comunitarias es parte del Programa de Reducción de la Demanda de Drogas que la embajada de Estados Unidos en el Perú implementa en Lima y en el Callao por medio de Oficina para Asuntos Antinarcóticos-NAS con la finalidad de que los adolescentes y jóvenes no acaben con sus vidas consumiendo drogas.