Vizcatán, que en la década de los 80 y 90 fue uno de los bastiones principales del grupo terrorista Sendero Luminoso en el valle de los ríos Apurímac y Ene, (VRAE) hoy es escenario de frecuentes enfrentamientos a balazos entre miembros de las fuerzas armadas y narcotraficantes.
Como una manera de involucrar a los habitantes de la zona en la lucha contra el narcoterrorismo, se ha entregado enseres y armas a los comités de defensa local. No obstante, el hostigamiento a las bases militares es permanente, sobre todo cuando los efectivos militares realizan operativos de destrucción de laboratorios de drogas con sus pozas de maceración y decantación, como ocurrió el miércoles pasado.