Inician exhumaciones de víctimas ejecutadas en la Base de la Marina del Estadio de Huanta en 1984

Se iniciaron finalmente en la fosa común del Cementerio General de la provincia de Huanta, las exhumaciones de los restos de los 52 pobladores de Pucayacu ejecutados extrajudicialmente en el Estadio Municipal por Infantes de Marina entre julio y agosto de 1984 cuando en ese lugar  funcionaba la Base de la Marina de Guerra.


 


Esta exhumación fue solicitada por los familiares de los desaparecidos y está a cargo del Fiscal Adjunto Fritz Espinoza con el apoyo del Equipo de Antropología Forense del Perú, EPAF


 


Según la abogada Karin Ninasquispe, en esta fosa estarían los restos de 43 campesinos de Culluchaca, así como del periodista Jaime Ayala Sulca y otros detenidos en Huanta.


 


La exhumación fue precedida por una marcha de los familiares de los deudos la misma que fue encabezada por el alcalde de Huanta desde el centro de la ciudad hasta el Cementerio General.


 


Sanguinario “Comandante Camión”


 


La denuncia de los familiares señala como responsables de estos crímenes de lesa humanidad a los marinos Adrián Huamán Centeno, Álvaro Francisco Serapio Artaza  Adrianzén  y Augusto Gabilondo García del Barco.


 


Las víctimas fueron detenidas entre el 15 de julio y el 15 de agosto de 1984 en dicho Cuartel de la Marina, ubicado en el Estadio de Huanta, donde finalmente fueron torturados y ejecutados extrajudicialmente por orden de Álvaro Artaza Adrianzén, conocido como el “Comandante Camión”.


 


Para ocultar su crimen, el sanguinario oficial de la Marina dispuso que los cadáveres fueran enterrados desnudos en Pucayacu, a 30 kilómetros de Huanta, en la carretera Ayacucho – Huancayo.


 


En ese lugar fueron enterrados clandestinamente 52 personas.


 


Como se recuerda, la Marina de Guerra se había instalado en el Estadio de Municipal de Huanta. . Según declararon los pobladores a la Comisión de la Verdad y Reconciliación, durante esos días fueron obligados a presentarse en los puestos de la Policía o en el cuartel de los “navales” para ser “censados”.


 


Arbitrarias detenciones


 


Sin embargo, decenas de huantinos no salieron nunca más, pero los que lograron sobrevivir narraron el terror que vivieron en el interior de los puestos policiales y en el Estadio Municipal, convertidos en centros de detención y de tortura.


 


Según relatan los propios pobladores, los oficiales revisaban las casas de los pobladores. Quien tuviera un trapo rojo o algún instrumento agrícola sospechoso, era sacado a golpes y desaparecido.


 


Recuerdan asimismo que en ese período de terror, en la iglesia evangélica de Callqui, en pleno culto, un pelotón de la Infantería de Marina asesinó, en presencia de los fieles, a siete evangélicos.


 


La desaparición del corresponsal del diario La República Jaime Ayala Sulca, está relacionada justamente con este hecho criminal.


Los familiares de las víctimas, que durante estos años no tuvieron una tumba donde llorar a sus muertos, sólo reclaman justicia, una justicia postergada durante 25 largos años