El informe Soja: ¿la nueva palma de los biocombustibles?, de Ecologistas en Acción, muestra que el monocultivo de la soja para dar respuesta a la demanda de biocombustibles europea tiene graves impactos socioambientales. El estudio señala que el uso de este cultivo como biocombustible está en auge tras la prohibición del uso del aceite de palma por parte de la Unión Europea.
El mal llamado biodiésel a partir de cultivos agrícolas fue presentado como una “solución verde” para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que provocan el cambio climático. Sin embargo, un informe de la UE demostró en 2016 que el biodiésel de palma no solo no reduce emisiones de GEI, sino que supone tres veces más emisiones que el diésel fósil. En el caso del biodiésel de soja, dos veces más. Pero los impactos del monocultivo de palma y soja van más allá del cambio climático: provocan deforestación, pérdida de biodiversidad y alteración de los ecosistemas, lo que está relacionado con la aparición y rápida expansión de enfermedades zoonóticas como la COVID–19.
Debido a esto, la Comisión Europea decidió modificar su política y prohibió el uso de algunas materias primas como biocombustible. Así, a través del Acto Delegado, normativa europea aprobada en febrero de 2019, catalogó el aceite de palma como materia prima de alto riesgo por su estrecha relación con la degradación de tierras con elevadas reservas de carbono. Por su parte, la soja fue clasificada de bajo riesgo, a pesar que existen evidencias claras de su alto impacto. Se calcula que, por cada hectárea de cultivo de soja, se pierden entre 16 y 30 toneladas de suelo.
En este contexto, y en especial cuando en 2023 comience la obligatoria reducción del biodiésel a base de palma, la soja se perfila como un sustituto ideal del aceite de palma. Estados Unidos, el mayor exportador de soja a Europa, podría ser el principal beneficiario. En 2019, después de publicar el Acto Delegado, las importaciones de soja aumentaron un 9 %, lo que apunta a una clara tendencia a sustituir el uso del aceite de palma por soja para la fabricación de biocarburantes. En España los biocombustibles de soja han pasado de representar un 10,3 % del total del biodiésel consumido en 2016 al 28 % en 2019. Por su parte, la cuota de aceite de palma se redujo en el mismo periodo del 77,44 % al 11 %.
El informe de Ecologistas en Acción concluye que el monocultivo de soja puede resultar tan devastador como el de palma, porque el problema no es una planta –la palma, la soja o cualquier otra–, sino el funcionamiento estructural del sistema del agronegocio. Asimismo, la campaña #AparcaLaSoja tiene dos objetivos: seguir presionando para eliminar los biocombustibles agrícolas, como fuentes renovables en el sector del transporte y dar a conocer a la población los impactos del monocultivo de la soja.