Indicadores de las Naciones Unidas sobre producción de coca son muy preocupantes

Pese a la fuerte demanda de cocaína de los carteles internacionales, la poca articulación de las instituciones involucradas en la lucha contra la droga y, en ocasiones, el doble discurso del Gobierno, el crecimiento de nuevas áreas de coca (7%) que registran las Naciones Unidas es relativamente poco. Ahora tenemos 51.400 hectáreas que producen 114.100 toneladas.





El informe del organismo internacional reconoce que la erradicación de coca ilegal fue el componente principal que evitó una mayor ampliación de los cultivos.


Esto es gracias al trabajo muy esforzado del Proyecto Corah y de la policía antidrogas, cuyos miembros fueron recientemente asesinados por francotiradores y por minas antipersonas sembradas por el narcoterrorismo.





Sin embargo, Naciones Unidas recoge aspectos muy preocupantes, por ejemplo, la confirmación de que el río Amazonas, frontera con Brasil (Caballococha), se está convirtiendo en nueva zona productora de coca.


A nadie se le ocurra decir que esos cultivos son sagrados. Esta información es congruente con otras que señalan que el consumo de cocaína en el país de la samba va en aumento.





De acuerdo con el documento, la coca del Cusco se orienta al consumo tradicional. Era así, ahora eso es cada vez más relativo.


Si se necesita nueve mil toneladas para este mercado y, según el informe, en La Convención y Lares se cultiva 12.747 hectáreas, con una productividad de 2.200 kilos por hectárea, entonces en Cusco se cosecha anualmente 28 mil toneladas.


¿Dónde terminan las 19 mil toneladas de coca restante? Obviamente, en manos de los narcotraficantes.