Incompetentes e irresponsables

El gobierno sigue fracasando en el VRAE y en lugar de asumir su responsabilidad y rectificar los errores persiste en los desaciertos y echa la culpa a otros.

Lo ocurrido esta semana en Santo Domingo de Acobamba no debería sorprender a nadie. Se veía venir. Es el resultado inevitable de una estrategia equivocada, diseñada y ejecutada por militares ineptos. Y amparada por un gobierno que carece por completo de una política antisubversiva, que ha dejado todo en manos de los mandos militares que supuestamente son “técnicos” y que deberían saber lo que hacen.

¡Como si nuestra historia no estuviera plagada de ejemplos de la incompetencia militar! Naturalmente, hay militares capaces y honestos. Por desgracia, no son precisamente ellos los que han sido nombrados por el gobierno para dirigir las Fuerzas Armadas.

El mito de las bases

Como se ha advertido repetidamente en esta columna desde el inicio de la ocupación militar del VRAE, la estrategia trazada por los mandos es completamente errónea. Esencialmente, consiste en ocupar territorialmente la zona con bases del Ejército y patrullar entre esas bases.

Eso es un absurdo total. Esas bases no controlan nada, salvo la pequeñísima porción de terreno que ocupan y unos cuantos metros más. No sirven para nada.

Y se convierten en blancos fijos para los senderistas, que las atacan y hostigan cuando les da la gana. Peor aún, esas bases tienen que ser abastecidas de pertrechos por tierra o aire. Otro blanco más para los senderistas.

Pretender dominar una vastísima extensión de un territorio intrincado con decenas de bases es una ridiculez que solo puede ocurrírseles a mandos militares indiferentes a lo que suceda con sus tropas.

Por supuesto que se requieren unas pocas bases en lugares adecuados para ser usadas como punto de partida para incursiones de fuerzas especiales, pero no con el concepto erróneo de ocupar el territorio e impedir el pase de los senderistas. Cualquiera que conozca la zona se da cuenta de inmediato que los terroristas pueden circular por las inmediaciones de una base sin que las tropas se percaten que están allí.

Pretextos

Lo que se requiere en el VRAE es fundamentalmente: A) inteligencia, para conocer mejor al enemigo, sus movimientos y blancos. B) Un sistema de recompensas que facilite la recolección de información y siembre la desconfianza entre los terroristas. C) Fuerzas especiales y móviles que puedan atacar en el lugar y el momento adecuado.

Nada de eso se ha hecho. Peor todavía, el gobierno no admite su responsabilidad, no remueve a los mandos culpables de este desastre, y no corrige la estrategia.

Por el contrario, recurren a subterfugios grotescos. Algunos de ellos:

–  “Faltan recursos, hay que darles más plata a los militares.” En realidad lo único que sobra es plata. El presupuesto de Defensa es el más grande el Estado y ha crecido exponencialmente en los últimos años. Adicionalmente, en lo que va del año, se le han añadido más de 160 millones soles, solo para el VRAE. Y para el próximo año se ha presupuestado 290 millones más, solo para el VRAE.

–  “No hay inteligencia por culpa de Alejandro Toledo y Valentín Paniagua”. Una estupidez que busca aprovechar la mala memoria de los peruanos. El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), podrido hasta la médula, fue disuelto por Alberto Fujimori el 16 de setiembre del 2000. Su socio Vladimiro Montesinos y sus secuaces completaron la faena robándose todos los archivos y equipamiento del SIN, ante la mirada complaciente de Fujimori.

– Además, el SIN de Fujimori y Montesinos no puede exhibir ni un solo éxito en la lucha antisubversiva. Solo asesinatos a gente desarmada, como los que practicaba el Grupo Colina.

–  “Los inocentes liberados son los que integran los destacamentos senderistas”. Ni un solo caso ha sido reportado. El jefe senderista, “José”, y muchos de sus seguidores tienen 20 o 25 años en el VRAE. Nunca fueron exterminados. Ni en los ocho años que gobernó Fujimori después de que la Policía atrapó a Abimael Guzmán y la cúpula, propiciando la debacle de Sendero.

–  “En la guerra siempre hay bajas”. Claro que sí. El problema es que aquí las bajas son de un solo lado, de las fuerzas del orden, que han sufrido más de 50 muertos en el VRAE desde el inicio de la ocupación militar. Ya ha pasado demasiado tiempo para esconderse detrás de esa disculpa.

– En diez años, dos helicópteros han sido derribados por el mismo grupo senderista en el VRAE: uno, durante el fujimorato, el 2 de octubre de 1999, en una operación del SIN comandada por un inútil, el general de inteligencia Adolfo Fournier. Y otro el 2 de setiembre de 2009 en una arriesgada y valerosa misión de rescate. Esperemos que no se repita.

Fernando Rospigliosi

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