“Ya no es extraño para los pobladores del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), levantar la vista y observar, ya sea de día o de noche, inmensos incendios o humaredas en distintos puntos de la zona”, manifestó Luis Alberto Mendoza Porras, responsable de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre Sierra Central, en la oficina de Pichari.
Según el especialista, realizar esta actividad es una costumbre de la sierra trasladada a la selva con la finalidad de ampliar la frontera agrícola en el Vraem.
Mendoza informó que recién en agosto se ha instalado la oficina de su dependencia en el Vraem y que dentro de sus funciones esta recoger y canalizar las denuncias que presenten los afectados por los incendios para imponer sanciones administrativas, e incluso derivarlas a la Fiscalía especializada en Medio Ambiente, de ser necesario, para los procesos correspondientes.
“Lamentablemente esta dependencia no puede actuar de oficio por lo que se espera denuncias de las partes afectadas para proceder, sin embargo hasta la fecha no se ha actuado en ningún caso a pesar de que en esta temporada de sequía se puede observar más de 15 incendios forestales a diario en el Vraem, algunos de ellos fuera de control y con las terribles consecuencias para los suelos y el medio ambiente”, indicó a INFOREGIÓN.
SITUACIÓN ALARMANTE
Por su parte, el representante del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) del Vraem, Aurelio Sulca, señaló que es preocupante y alarmante que algunos pobladores sigan quemando áreas forestales a pesar que ya no hay espacios cultivables en varias partes de la zona.
“Sabemos que en el Vraem solamente el 3% de las áreas que la conforman están limpias para el cultivo, lo que significa 50 mil hectáreas, es decir, ya están cubiertas por las 20 mil hectáreas de producción de cacao y 13 mil de café, sumando a ella las más de 20 mil hectáreas de coca. Ya estamos sobrepasando las 50 mil hectáreas por lo cual no hay más espacios para abrir hectáreas cultivo”, dijo.
Finalmente, hizo un llamado a los agricultores a quienes acusó de estar autodestruyendo sus terrenos y propiciando la contaminación ambiental, lo que genera daños irreparables que lamentarán, al igual que las nuevas generaciones, en un futuro no lejano.
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