La Agencia Tributaria ha sacado del mercado 125 kilos de cocaína que llegaron el pasado fin de semana al puerto de Valencia dentro de un contenedor procedente del puerto peruano de El Callao. Se trata del primer alijo en forma de “gancho perdido” que se detecta este año en los muelles valencianos, ya que el anterior, de 213 kilos e intervenido el pasado 30 de enero, fue interceptado mucho antes de llegar a Valencia, justo cuando iba a ser embarcado en un puerto de la República Dominicana.
En esta ocasión, los narcos han aprovechado el envío de varios contenedores de cacao en grano pedidos por una empresa valenciana ajena por completo al narcotráfico para colar dentro tres bolsas de deporte en las estaban distribuidas las pastillas de cocaína.
El gancho perdido es un método muy económico para los delincuentes, ya que no necesitan simular un envío comercial ni ocultar la droga mediante sofisticados sistemas. Simplemente rastrean empresas legales con un fuerte flujo comercial con Suramérica y utilizan uno de los contenedores de manera parásita.
Así, en el puerto de origen -o en alguno intermedio, dependiendo de dónde dispongan de colaboradores-, violentan el precinto original del contenedor, colocan las mochilas con la droga al final de la carga y, una vez llega a su destino -en este caso, Valencia-, otros traficantes se ocupan de entrar de madrugada, romper el nuevo precinto, recoger las bolsas y colocar un nuevo precinto igual a los anteriores que los narcos han metido previamente entre los paquetes de cocaína.
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Por. Teresa Domínguez Valencia