El uso de tecnologías de energía renovable contribuiría a la agregación de valor en la producción agrícola en las zonas rurales y periurbanas del Perú y favorecería la adaptación y mitigación al cambio climático, de acuerdo con un foro llevado a cabo en este país, en el marco de la COP20.
El Programa Alianza en Energía y Ambiente con la Región Andina (AEA), del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), participó junto con socios en un intercambio de experiencias en la promoción de usos productivos de este tipo de energías en territorios rurales peruanos. AEA es financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia.
En el foro, la Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico (Swisscontact) destacó la importancia de las energías limpias en las zonas rurales que buscan incrementar la productividad a través de negocios, mejorando las condiciones de vida de la población. Para ello, fue necesario identificar los negocios rurales en los que se pueden incorporar tecnologías limpias y coordinar con empresas eléctricas, así como articular con fuentes de financiamiento y proveedores.
La Cooperación Holandesa presentó los avances realizados en bioenergía, un tipo de energía renovable procedente del aprovechamiento de la materia orgánica e industrial. Se genera en procesos biológicos o mecánicos de las sustancias que constituyen a los seres vivos, sus restos y residuos. Así, destacó el proyecto piloto Santa Rosillo para acceso a la energía, que procura brindar acceso a energía eléctrica a la comunidad a través del aprovechamiento de estiércol vacuno.
Entretanto, las buenas prácticas de desarrollo productivo a través de la energía en los países de la región andina se dieron a conocer a través del programa AEA. La pasteurización solar para lecherías rurales en Arequipa, Perú; pico y microenergía productiva en Guanay, Bolivia; biomasa residual para hornillas procesadoras de panela en Cundinamarca, Colombia; así como gestión en residuos ganaderos a través de un biodigestor semi-industrial en Gualivá, en este último país, son algunas iniciativas que se apoyan.
Los proyectos de AEA tienen el objetivo de beneficiar a familias, comunidades, cooperativas, organizaciones de base y pequeñas y medianas empresas, al mejorar su calidad de vida e incrementar el desarrollo productivo mediante el mejor acceso y uso de la energía renovable.
El Grupo de Apoyo al Sector Rural de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) mostró importantes avances en cocinas, hornos, secadores y termas solares, así como tostadores solares de café y cacao.
Destacó el proyecto Inserción de la energía termosolar como sistema de cogeneración para incrementar la eficiencia en el proceso de secado de té negro en la planta AGROINKA SAC, la mayor productora de té negro en la región de La Convención, Cusco.
Soluciones Prácticas presentó la experiencia en Cajamarca, Perú, al promocionar el uso de la electricidad en actividades productivas en las áreas rurales. Se instaló un molino de arroz, una planta de enfriamiento de leche, carpintería rural y tallado en piedra marmolina, entre otros negocios productivos.
Además, mediante el programa ENDEV, la Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ) articuló una plataforma institucional conformada por gobiernos locales y regionales, cooperación internacional, Agroideas, organismos públicos descentralizados, organizaciones no gubernamentales y productores líderes para generar 3000 pequeños emprendimientos rurales y periurbanos.
El resultado de este programa es que ya hay planes de negocios en marcha.
El foro fue organizado por Swisscontact, PUCP, el programa ENDEV, el programa AEA, el Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo (SNV) y Soluciones Prácticas, en el marco de la vigésima Conferencia de las Partes (COP20) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).