La Iglesia Católica, bajo el lema “Transformemos en acción el silencio y la omisión frente a la trata y el abuso de los más vulnerables”, analiza su participación para trabajar de manera conjunta con autoridades, la ONU y organizaciones civiles en el combate a la trata.
Representantes de 13 países se encuentran reunidos en la Ciudad de México para acordar métodos de trabajo, porque “no sólo se roban ‘Los Zetas’ a los jóvenes para prostituirlas, sino también se van a las comunidades indígenas a traer a mujeres para el servicio doméstico sin que se les pague”.
Durante esta semana analizarán cómo operan las redes de tratantes; responsabilidad del cliente; panorama en Latinoamérica; responsabilidad gubernamental, pornografía infantil, turismo sexual, explotación laboral, tráfico de órganos; captación en redes sociales; estrategias de denuncia y canalización de víctimas.
También se presentarán testimonios de recuperación de víctimas y se instruirá en programas para la creación de comunidades seguras, importancia del trabajo en red, compromiso de los jóvenes, formas de visibilizar la trata y de prevenir desde la escuela y el barrio.
Las cifras, se destaca, no representan la realidad y se menciona que hay 12 millones de esclavos en el mundo, según algunas fuentes, y 30 millones según otras.
Durante la V Conferencia regional para Latinoamérica y el Caribe de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, organización con representación en la Unesco y la FAO, Mónica Santamarina destacó que se “habla del segundo negocio más grande del mundo. Hoy, genera más utilidades comprar y vender personas que compra y vender armas”.
Y destacó que hay que sensibilizar, aprender, actuar. “Porque la labor de prevención siempre es la de mejores resultados. Tengamos esperanza. Con que una persona se logre recuperar ya valió la pena todo el esfuerzo”.